Como es tradicional por estas fechas, el Gobierno se debate un año más en el dilema de si abrir un diálogo político o emplear la mano dura. Pues bien, hay que decirlo: el PP es imbatible por vías exclusivamente policiales.

La mente conservadora es saltimbanqui y si por un lado asiste al estallido de bombas en Mallorca y, por otro, ve cómo sus dirigentes en la isla son conducidos esposados ante el juez, ataca cabos y expone sus descarnadas conclusiones: los terroristas campan por sus porque la Policía está muy ocupada persiguiendo -quién sabe si montando- presuntos casos de corrupción ‘popular’.

Sea como fuere, los intentos de desarticular al PP mediante la combinación de acciones policiales y aplicación del estado de derecho se revelará, no sólo estéril, sino incluso contraproducente para los intereses socialistas, por cuanto amplios sectores populares de la sociedad española comprenden y amparan el comportamiento de los dirigentes bajo sospecha, tal y como se demostrará en las próximas elecciones.

Mientras tanto, doña Sofía e hijas pasean por las calles de Mallorca, en un reconfortante intento de transmitir calma y normalidad democrática ante: a) los atentados; b) los casos de corrupción; c) las dos cosas. Eso sí, si coinciden con la Familia Real en una cafetería y ven a la infanta Elena entrar en el váter de tíos, no piensen mal: es tan sólo otro frente de la lucha antiterrorista.