El anuncio de que la Mostra de Venecia, cuya 66 edición hoy empieza, ha decidido galardonar con el Premio Gloria Jaeger-Le Coultre a Sylvester Stallone fue acogido por crítica y aficionados con una sonrisa de medio lado por la crítica y con abiertas carcajadas por la afición.
Y también como una muestra de la ‘normalidad democrática’ que rige los designios de la organización, al fin y al cabo, siempre bajo sospecha de elitismo -como las del resto de los certámenes-, lo cual es tanto como decir que siente una atracción abismal por lo popular, cual señorito yéndose de ‘tablaos’.
Lo cierto es que hace más de una década que Stallone ya se llevó la Orden de las Artes y las Letras francesa, de manos del mismísimo Jack Lang, por aquel entonces, rutilante ministro de Cultura galo.
Cabe preguntarse -aunque cuesta poco imaginar la respuesta- qué sucedería si el Zinemaldia distinguiera a ‘Sly’ con el Premio Donostia. Al fin y al cabo, la crítica siempre ha dicho que Julian Schnabel es al arte lo que Stallone al cine. En este punto, recordar que cualquier retrospectiva dedicada a su filmografía ha de arrancar con ‘El semental italiano’, un porno como otro cualquiera sobre cuya calidad tampoco hay muchas referencias.
Por lo demás, a día de hoy, Stallone lo tiene todo para convertirse en otro artista de ‘vídeo-culto’ de la mano del Tarantino de turno: interminables series Z -los ‘Rambos’, los ‘Rockys’…-, títulos estimables -‘Halcones de la noche’, ‘Cop Land’..- y un aspecto que a sus sesenta y tantos ilustra los estragos del bótox, como un Mickey Rourke cualquiera.
Cuenta además con un tanto a su favor: hay siempre un sector de la crítica que se muere por redimir y/o recuperar a una estrella crepuscular, como quien encuentra flores en la basura, aunque para lograrlo deba apreciar hasta los aspectos más insignificantes de su trabajo. Un labor gratificante que convierte a sus presas en ejemplares cotizadísimos y tan apreciados como sucede, en otro orden de cosas, con cualquier ex fascista o ex terrorista reconvertido luego en demócrata de pro.