1) La proyección de ‘El baile de la Victoria’, de Fernando Trueba, arrancó hoy por la mañana sin sonido, aunque a los pocos segundos, se detuvo. Apenas unos minutos después, la cinta ya estaba de nuevo en marcha.
2) Basada en una novela homónima del temible Antonio Skármeta, la pelicula es una decepcionante colección de lugares comunes y personajes cliché: el entusiasta incombustible, la ‘mudita’ que arrastra un trauma, el delincuente que quiere ajustar las últimas cuentas antes de iniciar una nueva vida y hasta la prostituta de -seguro- noble corazón. Interminable es lo mejor que se puede decir de ella -de la película, no de la prostituta-.
3) Segunda a concurso: ‘Le refuge’, de François Ozon. Al cuarto de hora de empezar la proyección, alguien empieza a vomitar. Como quiera que resulta demasiado prematura como para ser una forma de crítica cinematográfica, alguien pregunta a gritos si, por casual, hay algúnn médico en la sala. Afortunadamente, hay varios. Comienzan a atender al enfermo.
4) Mientras, en la pantalla prosigue la película. De nuevo, se alzan voces, esta vez, para pedir que se enciendan las luces y detenga la proyección, cosa que finalmente sucede. Al cabo de un rato, el paciente se sobrepone y abandona la sala saludando al público y entre los aplausos.
5) Antes de partir hacia nuevos premios y más aventuras, Brad Pitt ha pasado por Chillida-Leku, probablemente, para recordar que ‘Lo profundo es el aire’ y no el descomunal consolador que un programa de televisión intentó regalarle ayer durante la rueda de prensa.