Se acabó. Ya han pasado casi 24 horas desde que se encendieron las luces del Velódromo. La clausura del pueblo fue un éxito. Por trece euros disfrutamos de dos películas espléndidas, sobre todo una, de la transmisión en directo de la gala VIP del Palacio del Festival y hasta se acercaron a saludar los jurados del festival, que tenían caché, y un par de invitados de lujo.
Tuvo su gracia ver a Frances McDormand soltándose el pelo después de verla contenida durante los días anteriores. O a Antonio Banderas y Bai Ling esbozando los pasos de un tango o Michael Fassbender cantando a capella para los centenares de personas que querían despedir el festival a lo grande (y no me refiero sólo a la pantalla).
Alex de la Iglesia le chivaba a la protagonista de Fargo el Gora Donosti y el Gora Euskadi. Juan Diego Botto pinchaba a Fassbender. Fue un momento, pero en ese instante el celuloide se hizo carne y habitó entre nosotros.
Pero lo mejor, lo mejor, fue Intouchable o Intocable o como ustedes quieran. No creo que hayamos tenido una película de clausura tan divertida como esta joyita que, si no la han visto, no se pueden perder cuando la estrenen. Una delicia.
¿Saben lo que más me llama la atención? Que después de años y años leyendo críticas hóstiles de películas francesas que merecían un trato mejor, lo más fresco y lo más sano que he visto en todo el Zinemaldi vino de Francia. The Artist, Intouchable… Dos preciosidades. Y encima me divertí con Le Skylab.
No ha estado tan mal.