Ha sido fantástico. No se puede jugar mejor al baloncesto. Otra vez, una prórroga. Otra vez, un encuentro lleno de alternativas. Ganó el que fue más fuerte en los momentos en los que se decidía todo, pero los jugadores derrotados saldrán del Buesa Arena con la conciencia de haber hecho bien su trabajo. Baskonia perdía por 13 a poco de iniciarse la segunda mitad y ganaba por ocho en la recta final del encuentro. No pudo llegar al final por delante, pero no habrá sido por falta de fe o de fuerza o de voluntad. Su sacrificio y el de sus poderosos rivales nos han permitido disfrutar de una tarde inolvidable y me han permitido tomar conciencia una vez más de cuánto amo este juego. El más vistoso, el más divertido, aquél en el que cualquier cosa puede pasar, el que exprime a los mejores si quieren ganar un partido como éste.
Al final, la historia de los dos encuentros del Real Madrid en esta edición de la Copa se escribe de la misma manera. El esfuerzo enorme, generoso, de sus rivales resulta insuficiente porque Pablo Laso siempre tiene un recurso en el armario cuando a los demás ya no les quedan fuerzas. Esta vez fue Nocioni. Saltó a la cancha por primera vez cuando quedaban tres minutos y su equipo perdía por ocho. Su experiencia, su calidad y su frescura desequilibraron delante y detrás un choque que estaba muy cerca de terminar bien para la afición local. Taylor apretó todavía más a Larkin para que Llull tomara la batuta en ataque y gente de la calidad de Doncic, increíble lo que hizo el más joven en el primer tiempo, Ayón y Nocioni se dedicaban a proteger su aro de los zarpazos desesperados de Baskonia.
Es verdad que el partido pudo terminar mejor, pero será difícil ver otro partido de esta categoría. Tanto me gustó que no puedo eludir mis elogios al trío arbitral. Pocas veces habrán tenido un partido más complicado tras los errores decisivos de sus compañeros en el anterior triunfo de los blancos. Hicieron su trabajo, más allá de alguna decisión discutible, como si no sintieran presión. Mejor para todos. Hablaría también bien de las dos aficiones, pero esto es baloncesto, esto es la Copa, y se da por sentado. Los que ganaron, los que perdieron, los que eran más, los que eran menos, pusieron el marco perfecto para una tarde maravillosa. Si encima hubieran ganado los que yo quería, habría sido perfecto pero bueno lo que de verdad importa es lo fácil que es amar este juego. Un año más, una Copa más, hoy, siempre.