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Fernando Becerril

El bisturí

Resurrección

La Copa de Las Palmas 2018 pasó ayer a la historia por la resurrección de un Barcelona que parecía muerto y enterrado y ha reaparecido en la mejor cita del año con una mezcla explosiva de talento y poderío físico. Ha sido tan fuerte el cambio que la profesionalidad de los campeones queda bajo sospecha, aunque eso poco debe importar a estas horas a los azulgranas ya sean jugadores o simples aficionados. Llevaban años sin levantar un trofeo y en el Gran Canaria Arena no sólo han frenado la sequía sino que se han postulado para nuevos éxitos. Han sido el mejor equipo de la Copa y si compiten a este nivel aspirarán a todo menos a la Euroliga porque eso ya no tiene remedio. Los que les pagan igual tienen algo que reprocharles pero para qué si vuelven a ser campeones.

El pivot del Herbalife Gran Canaria Ondrej Balvin intenta taponar el lanzamiento de Rakim Sanders, del F.C. Barcelona Lassa, durante la segunda semifinal de la Copa del Rey de Baloncesto que se disputa esta tarde en el Gran Canaria Arena.

El pivot del Herbalife Gran Canaria Ondrej Balvin intenta taponar el lanzamiento de Rakim Sanders, del F.C. Barcelona Lassa, durante la segunda semifinal de la Copa del Rey de Baloncesto que se disputa esta tarde en el Gran Canaria Arena.

El Real Madrid se tomó ayer un trago de la medicina que tantas veces recetó a otros. Esta vez eran menos y no tan fuertes como su rival. Con Randolph y Ayón lejos de su mejor forma, la rotación blanca quedó seriamente resentida. Sobre todo porque Felipe Reyes tampoco anda fino y la dependencia de Doncic resulta excesivo. Al joven crack merengue Pesic le puso un par de perros de presa como Hanga o Sanders y en la pintura la inferioridad madridista resultó manifiesta.

La final se rompió tras el descanso, aunque ya se estaba rompiendo antes. Los de Pesic impusieron un ritmo asfixiante y su gran rival literalmente estalló, aunque siguió remando hasta el final y se terminó echando encima a base de corazón. No le faltó fe al Madrid y por eso tuvo una última jugada para ganar, aunque antes a menudo le faltaron argumentos. No fue el mejor partido de la semana pero tuvo todo lo que tenía que tener y cumplió la mayor parte de sus promesa con un final que ni siquiera imaginábamos muy poco antes. Ganó el que defendió mejor, el que hizo valer su poderío físico, el que hizo más y sobre todo mejor.

Claro que lo mejor del día nos lo ofrecieron por la mañana los infantiles que jugaron la final de la Minicopa. A los afortunados que nos acercamos al antiguo pabellón del Gran Canaria nos costará ver un partido mejor en esta categoría. Fue un pulso magnífico en el que el Iberostar Tenerife se resistió a perder ante un Real Madrid que lleva años, ya son seis, dominando la categoría. Se adelantaron 65-68 muy cerca del final pero terminaron cediendo por 83-73. Aquí eran más los blancos pero había grandes proyectos de jugadores en ambos bandos. Juan Núñez, elegido MVP del torneo, Pablo Plasencia, Jahna Musa, N’Diaye, Garuba, Vaquero… Muchos. Muchos y buenos. No parecía un partido de infantiles. Un día les veremos en la otra Copa, en la de verdad.

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Una visión afilada de la vida

Sobre el autor

Han sido muchos años en los que me ha tocado ver, leer y escribir de un deporte y de otro, del fútbol a la pelota pasando por el baloncesto y unos cuantos más. Me apetece contar lo que veo, lo que me sorprende y lo que admiro sin tener que pensar en un resultado. Pero no sé si seré capaz de hablar sólo del resto de la vida... Porque hay semanas en las que parece que el mundo entero es un terreno de juego. Veremos.


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