Nos prometíamos la mejor Copa de lo que llevamos de siglo. Los cuartos de final fueron tan intensos, de tanta calidad, que nos relamíamos adelantando lo que quedaba. Y resulta que no quedaba nada. El deporte tiene estos caprichos. Valencia domina al Barcelona y le elimina en el primer partido del torneo. El marcador se hizo incluso escaso para los méritos naranjas y… En la semifinal ante el Real Madrid ni siquiera comparecieron, como si hubieran agotado sus energías en el primer partido. Más o menos lo mismo sucedió en la otra semifinal y la final fue si me apuran más escasa. Tres paseos al maravilloso sol de invierno de Málaga. Tres paseos cuando esperábamos tanto y más. Paseos. Buenos alimentos pero baloncesto del que no se puede sacar más que media docena de jugadas para que el resumen del torneo quede vistoso. Poco. Queríamos más después del atracón de los dos primeros días.
Para que el Madrid arrasara al Valencia le bastó con tres jugadores. Un Campazzo sideral, un Tavares tan largo como siempre, convertido en la torre de una inexpugnable fortaleza defensiva y un Randolph que no puede jugar más fácil. Paliza. En la final ante el explosivo Unicaja ni siquiera contaron con Randolph a su altura habitual tras dañarse la mano izquierda en una caída. Apareció Carroll. Los que no aparecieron fueron los verdes pese al apoyo multitudinario de su afición. Paliza. El Madrid recuperó el título. Su tradicional duelo con el Barça queda pendiente para Liga o Euroliga. Con lo harto que estoy de esta final interminable entre los dos clubes de fútbol, ayer la eché de menos.
Qué diferencia con la Minicopa. Los infantiles fueron de paliza en paliza salvo un par de excepciones hasta las semis. Allí el Betis jugó un partido memorable que no ganó al Barcelona porque en la última jugada… En fin, cosas que pasan. Y en la final los chavales azulgranas fueron mejores que los merengues aunque si ganaron fue porque a un chico talentoso no le tembló la mano en los dos últimos ataques. Lo que nos hubiera gustado ver por la tarde más de lo mismo. Porque para chuparse la Minicopa hay que estar loco por este deporte. Más o menos como yo. Hasta el año que viene.