Subieron los expedicionarios del X BMW HUMMER RAID Marruecos 2012 al ferry que les trasladaría desde Nador a Almería, donde daría comienzo el epílogo a su aventura de gasolina, arena y agua.El Mediterráneo se embraveció de pronto y los pasajeros del buque inmenso se agarraban a las varandas por miedo a caer al mar bien por babor bien por estribor.Las motos resistían altivas y fuertemente cinchadas en la segunda cubierta.
No habían sonado las ocho de la mañana cuando los motoristas del raid fueron recibidos en el puerto almeriense por los amigos del Moto Club de la ciudad simbolizada por la figura del Indalo. El Sector Trail proponía a los aventureros del desierto una última prueba que empezaría arriba en La Alpujarra, tomando café con leche y pan con tomate y jamón en el bar Avelina y terminaría muchas horas y muchos kilómetros después no lejos de Tabernas, ese pueblo del desierto donde se rodó parte de la Historia del Cine, desde todo Leone y Eastwood hasta Conan El Bárbaro o aquella ‘La balada de Cable Hogue’ de Peckinpah. Cerca de Tabernas y cruzando los campos de Nijar. Los mismos del libro de Goytisolo. Hambrientos en los años 50, casi felices a unas horas de las elecciones andaluzas.
Fue ruta histórica e historiada que atravesó las sierras de Gádor, la Nevada, la de los Filabres y la Alhamilla por pistas de esas que si las motos de los aventureros del Hummer hubiesen tenido los tacos delanteros en condiciones habrían agarrado las ruedas tan guapamente y bailado por curvas de izquierdas y derechas, los barrancos insondables de testigos y de amenaza. Pero ay, tantos días en los pedregales de la hamada y las arenas de Erg Chebbi han hecho estragos. Por poner un ejemplo del gran desgaste: la ‘mousse’ que proporcionaba una presión de 0,8 a las ruedas del dakariano ‘Culebra’ se había, simplemente, desintegrado en su interior en virutas de polvo.
Hubo también pistas rápidas, pistas peligrosas, pistas de uso forestal, rotas y poco transitadas. Pasan por ellas los cazadores. Tambiérn los cabreros con sus montesas. Pistas negras, pistas volcánicas. Pistas… nevadas. Rodábamos entre sierras, allá donde hace mucho, mucho tiempo, crecía en parral una uva mítica y resistente que se enviaba en barricas con lecho de paja hasta la misma Nueva Zelanda. A los herederos de los viticultores que hicieron de aquellas vides riqueza y leyenda para la región aún se les llama ‘parraleros’. Era aquella uva de grueso pellejo para protegerse de las nieves que caen hasta bien llegada la primavera.
Quedaban restos de los últimos fríos en zonas de bosque y viento. Neveros espesos y profundos que pusieron a prueba a las delicadísimas KTM, a la tecnológicamente insuperable pero filósoficamente absurda HP2 que exige un pilotaje muy alto, técnico y fiero y al amplio abanico de fidelísimas BMW a las que acompañaba alguna interesante Yamaha.
Se hundieron, felices,en los neveros, los pilotos canarios con sus 640 y sus prototipos. Pasó el Nissan de la organización, que perdió en alguna rodada el regulador de la tracción, un Mitsubishi de apoyo levantó a su paso olas de fango húmedo propias de raids nórdicos y ratoneo un Land Rover, vehículo de supervivencia de los de toda la vida, elevado del suelo merced a preparaciones que habrían costado, seguro, unos cuantos miles de euros. Fino anduvo un Cherokee cordobés entre las rocas del Observatorio Astronómico de Calar Alto.
El X HUMMER RAID Marruecos 2012 empezaba a cerrarse sobre sí mismo Y lo hacía entre minas de hierro (fascinante la memoria recuperada en Las Menas de Serón) y plomo, añadiendo la nieve y el hielo a sus rodadas por los surcos, los ríos secos y las crestas de las dunas del desierto. Se cerraba el raid pero los dioses y los diablos seguían pidiendo su diezmo. No lejos de Olula de Castro, una piedra destrozó el carter de una GS 800 y un algo depués a una KTM 690 tuvieron que enderezarle la defensa con un palo de un cartel de coto de caza…
Las motos del desierto y los neveros capitaneadas por Jorge Sagrario (en una Teneré negra) y Antonio Socias más los coches de apoyo llegaron una vez más al Área 21 de la salida 471 de la Autopista del Mediterráneo. Había que cargar las máquinas en los carros, recoger petates, darse un baño, cenar y esperar a quue cuando el reloj marcase las dos horas del domingo fueran en (falsa) realidad las tres…