No habrá muchos coros que hayan podido actuar en uno de los confines de la Tierra: Ushuaia, la ciudad argentina más austral del mundo. Mil kilómetros al sur de esta población acostada sobre una loma frente al canal de Beagle se encuentra la Antártida. Es la misma distancia de Donostia a Cádiz. Bueno, pues en la parroquia de la Merced, de la céntrica calle San Martín de la ciudad, el Coro de Cámara Gaztelupe actuó para más de doscientos nativos, congregados por el párroco pamplonés Miguel Antonio Echamendi, que oficia en ese acogedor templo. Un sacerdote octogenario, pero con una ‘shasoia’ infinita y una amabilidad descomunal.
El templo es parte de una ‘cuadra’, una manzana de los salesianos dedicada a centro escolar y religioso, con actividades paralelas. La cita era a las 8 de la tarde, después de la misa que se celebró en la iglesia en vez de la pequeña capilla lateral en la celebra diariamente el padre Echamendi. Había muchos fieles que acudieron a esa misa diaria para quedarse después al concierto de la coral guipuzcoana. A los de casa se sumaron el medio centenar de viajeros vascos y otros tantos italianos que se enteraron del concierto esa misma mañana. Además, el periódico gratuito ‘Prensa’, el más austral del mundo, como señala en su mancheta, recogió un articulo a media página de la actuación programada.
Echamendi dio la bienvenida públicamente al coro micrófono en mano. “Es una satisfacción tener aquí a un coro vasco de tanto prestigio”. Explicó a los asistentes las diferencias entre un coro masculino, tradicional en el País Vasco, y los coros mixtos argentinos. Luego se sentó en un lateral, cerca del altar, donde se había ubicado el Coro Gaztelupe, y escuchó con placer todo el repertorio. Primero, composiciones sacras y espirituales negros, y después las canciones tradicionales vascas. El director Jota-jota explicó al inicio qué tipo de canciones eran y sus compositores, para que los asistentes supieran algo más del programa.
El concierto en Ushuaia se compuso del programa similar al de Buenos Aires. las interpretaciones fueron muy aplaudidas. Al finalizar, los asistentes prorrumpieron en aplausos puestos en pie. Finalmente, el coro cantó ‘Agur jaunak’ con el propio Echamendi en medio de la coral. El párroco disfrutó rodeado de las voces de la coral guipuzcoana. El coro estaba compuesto por Juan Otermin, José Ramón Otero, Mikel Aldanondo, Nika Daguer, José Félix Asurmendi, Isidro Bengoetxea, Juanjo Goikoetxea, José Antonio Zubeldia, Salva Mujika, Jean Marie Carricano y José Javier Etxeberria como director y cantante.
Al finalizar el concierto, muy aplaudido por los asistentes, especialmente por los habitantes locales, Echamendi salió a agradecer de nuevo la actuación con una despedida cariñosa… que se fustró porque lo que no sabía es que el Coro Gaztelupe le habia preparado un fin de fiesta singular. Primero, recibió la txapela bordada como homenaje por ser el anfitrión, que se la colocó Zubeldia, como el coralista más antiguo de los presentes. Luego yo mismo le impuse el delantal de Donostia 2016 regalado por la oficina de promoción y marketing de la capitalidad cultural europea, explicando la importancia de ser durante un año capital de la cultura europea. Echamendi lo agradeció con simpatía y, finalmente, Zubeldia le dedicó unos bertsos en castellano en los que hacia relación al sacerdote y a su origen navarro. Entre otros regalos además habia un queso Idiazabal, un pañuelico de San Fermín y varios carteles relativos a Navarra y Pamplona.
Echamendi nos dio un abrazo de despedida y todos nos fuimos felices de lo bien que había salido el concierto y de la acogida que nos dispensó el párroco pamplonés y los asistentes a este histórico concierto. Os dejo unas fotos que hice de este concierto inusual en los límites habitables del mundo.
El templo de la Merced, en Ushuaia, repleto de asistentes al concierto del Coro de Cámara Gaztelupe.
El director, Jota jota, canta el solo de ‘Boga boga’.
Zubeldia le impone la txapela al padre Echamendi y yo le abrazo tras imponerle el mandil de Donostia SS 2016.
El padre Miguel Echamendi Ariztu anta ‘Agur jaunak’ integrado en el coro Gaztelupe.
El párroco pamplonés de la iglesia de la Merced de Ushuaia se despidió cariñosamente de todos los viajeros vascos.