Resultó entrañable y magnífica la fiesta que celebraron juntos los socios de la Euzko Etxea de Nueva York, presidida por el donostiarra Iban Ubarretxena Belandia, los 47 viajeros que acompañaron a un otxote del prestigioso Coro de Cámara Gaztelupe y varios amigos y socios en la sede vasca ubicada en Brooklyn. El ambiente de camaradería y amistad duró desde las siete de la tarde del viernes día 24 hasta la medianoche “porque el conductor del autobús tenía que irse a descansar”. El lehendakari, de familia koxkera, con un negocio familiar de flores en la Bretxa, y que trabaja como científico en el laboratorio del prestigioso hospital Monte Sinaí neoyorquino, preparó con esmero la ambientación del comedor, en la planta baja de la eusko etxea. Se trata de un edificio de dos alturas, de ladrillo rojo, en una tranquila zona del barrio. Le ayudaron el hernaniarra Iñaki Bakedano en la cocina, Gari Udade en la barra del bar y la andoaindarra y ex presidenta Itziar Albisu. Al entrar, Ubarretxena reconoció a Salva Mujika, con quien coincidió en el Atlético San Sebastián en sus días donostiarras, mientras que Albisu recordó con el también andoaindarra Jesús Irigoien sus años juveniles en el pueblo.
Entrada a la Euzko Etxea de Nueva York, en Brooklyn.
La sociedad está adornada con fotos enmarcadas de pelotaris y eventos, elementos del deporte rural como dos piedras cúbicas y una redonda, un roble en cuyas hojas de metal figuran nombres de socios y otros elementos que les vinculan con su tierra. Están en plenas obras “y hemos tenido que mirar muchos presupuestos”, le decía Iban a Mikel Plazaola, de su cuadrilla en Donostia.
Los ocho coralistas que ofrecieron lo mejor de su amplio repertorio fueron Mikel Plazaola, Jesús Irigoyen, Mikel Aldanondo, Imanol Petrirena, Joshean Zubeldia, Salva Mujika, Aurelio Garnica y José Javier Etxeberria, el director. A destacar la soltura y calidad vocal del joven Imanol, tenor del Coro Easo, a punto de cumplir los 23 años. Ellos amenizaron la cena con varias interpretaciones, como ‘Festara’, ‘El menú’, ‘Ume eder bat’, ‘La jota’, interpretada por un inmenso Plazaola y Jota’Jota, ‘Maitia nun zira’, ‘Elurra’, ‘En mi viejo San Juan’… y ‘Haurtxo polita’ cantada por Arantxa, la esposa del director, que también cantó acompañando la interpretación de Mikel Aldanondo ‘Ruiseñor’ y un solo de Petrirena que hicieron las delicias de los vascos afincados en Nueva York y de los acompañantes. También viajaron con los coralistas algunas esposas o parejas, como Mari Carmen Iturbe (Aldanondo), Puri Ubriz (Garnica) y Arantxa Martínez (Jota-Jota Etxeberria).
El chaval, Imanol Petrirena, canta un solo para toda la concurrencia de la Eusko Etxea.
Como en casi todos los viajes, estaban la errenteriarra Esther Gómez de Segura, con sus 90 juveniles años, Mikeli Oiarbide, Pili Olano, Isaac Uriarte y Begoña Garitonandia. Otros habituales como José Mari Etxeberria y Gloria Rodríguez, el arquitecto Ignacio Mendiola y su esposa Virginia Munoa, Karl Wengert y María José Suárez, María Jesús Tapia y José Alberto Sarasa, María Angeles Nanclares, Feli García, Ana Soto, Javier Gastesi y Mari Carmen López Iturriaga.
En el café se realizó el protocolario acto de entrega de regalos. Primero un disco del coro para el guía uruguayo José Luis Andrés, un tipo simpático donde los haya. Luego, el joven cantante Imanol fue el elegido para imponer a Pili Olano, como una de las más veteranas acompañantes del Coro Gaztelupe, uno de los mandiles regalados por el departamento de Marketing y Comunicación de SSDonostia 20l6 con el anagrama del evento. Después, la jovencísima Ane Castello de la Caba, de 23 añitos recién cumplidos, fue la encargada de colocar la camiseta de la Real Sociedad, grabada con su apellido, a Ubarretxena. La donó el club a través de su gerente, Iñaki Otegi, cuando supo que el coro iba a cantar en la euskaletxea neoyorquina. Yo le coloco al lehendakari el tradicional delantal de SSD2016 y finalmente, Mikel Plazaola le impuso la txapela bordada con la fecha de la visita y un disco del coro.
Enrique Arana, oñatiarra afincado en Nueva York, junto a dos socias de la sede vasca neoyorquina.
Estuvo muy atenta y divertida Claudia, la esposa mexicana de Iban, que trabaja en la ONU, así como sus hijas Alazne y Olatz. Tambíen el oñatiarra Enrique Arana, con sus más de ocho apellidos vascos, afincado hace décadas en N.Y.C. Grabó las actuaciones la periodista donostiarra Naiara Eizagirre, popular en TeleDonosti hace poco tiempo, que va a seguir tres años más en la gran manzana gracias a sus trabajos periodísticos y reporteriles. Es hija de Luisa Paulos, que viajó con su amiga Loli Estévez. También viajaron por primera vez el sacerdote Luis Pedro Aranalde, ex profesor del Lieceo Santo Tomás y ahora organista del Buen Pastor, que tuvo tiempo de tocar el piano en un par de ocasiones, Iñaki Urionabarrenechea, conocido por su segundo apellido, Jayo, acompañado de su amigo José Mari Vicario, Pepe Castillo y María Jesús Otero, Jesús Mari Beloqui y María Teresa Mendizabal, Manuel e Isabel Ortigosa… A destacar la presencia de Jesús Marroquín, que se destapó como un experto en trucos de magia y juegos de manos, que exhibió en una cena del viaje y en el fin de fiesta neoyorquina, antes de la foto final del grupo con sus anfitriones.
Con la interpretación de ‘Hartzaiaren egoak’ culminó la celebración en la eusko etxea de Nueva York, donde finalizó un magnífico viaje musical y turístico que empezó en las ciudades canadienses de Montreal, Québec, Ottawa, Toronto, incluídas las cataratas de Niagara, siguió por la estadounidense Búffalo y acabó en la ciudad que nunca duerme.