No, no es que el Coro Gaztelupe se pusiera a cantar en plenas montañas de los Andes, pero casi. Porque la bellísima localidad de San Carlos Bariloche está incrustada entre cimas, enormes lagos y abierta al cielo, allí, al suroeste de Argentina. Es famosa por su estación de esquí y por la naturaleza que le rodea. Hasta allí voló el grupo vasco. Nos recibió en la puerta del hotel Edelweis nuestra amiga Estela Larraburu, coordinadora de Mendiko Euzko Etxea, el centro vasco de aquel bellísimo paraje. La mañana del día de la actuación, Mikel Plazaola como secretario y ‘Jotajota’ Etxeberria como director acudieron a una entrevista radiofónica en el 89.1 FM Bariloche, la emisora local de más audiencia. Hablaron con Paola Schiavone durante más de diez minutos sobre el coro y su actuación vespertina en la catedral. El caso es que el templo se llenó, con la presencia además de parte de un grupo de guipuzcoanos que coincidieron en esta bellísima localidad. El coro interpretó un repertorio variado durante una hora y vendió una docena de ejempleres de su disco. El concierto sirvió además para recoger alimentos no perecederos para los más pobres del lugar. Posteriormente acudimos al restaurante Familia Weiss donde tras una opípara cena se intercambiaron regalos con el presidente Carlos Gárate, de familia originaria de Eibar y Estela, a la que impusimos la camiseta de la Real Sociedad para que tuviera un recuerdo de nuestro club de fútbol en el año de su centenario. Se la puso, sí, y la llevó puesta toda la fiesta. Dimos los tradicionales regalos por parte del coro guipuzcoano (txapela bordada, placa de la bahía de La Concha, disco y el libro de DV sobre el centenario), y recibimos un maletín de chocolates clásicos del lugar, donde son expertos artesanos, y un plato decorativo del 30 aniversario de la euskal etxea.
La sorpresa llegó con la actuación del joven grupo de baile de la euskaletxea que con brío y ritmo hizo una exhibición de varias danzas vascas, llevándose la ovación de la noche.
Aquí vemos al Coro Gaztelupe posando junto a los jóvenes dantzaris de la euskaletxea barilochana tras la cena y fiesta en el restaurante.