Que Pekín, a partir de ahora Beijing, como se conoce en China a su capital, está lejos es sabido. Asi que después de un viaje muy largo desde Madrid Barajas-Suárez hasta Helsinki, donde hicimos escala, y final en la capital china, llegamos a las siete de la mañana al magnífico aeropuerto internacional chino. Éramos noventa viajeros, de los cuales 14 formaban en Coro Gaztelupe. Eran Jesús Santos, Mikel Plazaola, José Ramón Otero, Jesús Irigoien, Mikel Aldanondo, Xabier Maresma, Isdiro Bengoetxea, José Félix Asurmendi, José Antonio Soliño, Regino Ortega, Salva Mujika, Jean Marie Carricano, Joshean Zubeldia y el directo José Javier Etxeberria.
Pasamos el control con sorprendente rapidez. Pero a la hora de recoger el equipaje, tras subir a un trenecillo que nos llevó a la otra punta del aeropuerto, llego el primer disgusto. Faltaba una maleta. Casualmente la de mi compañero de habitación y tenor primero, Jesús Irigoien. La habían dejado en Madrid. Así que hubo que comprarle mudas, un pantalón y zapatos negros para la actuación de la tarde en el Instituto Cervantes y confiar en que su maleta llegase al hotel cuanto antes.
Esa misma mañana el coro tuvo su primera actuación. Un tanto curiosa. Fue en los jardines del Palacio del Cielo. Un lugar donde los pequineses acuden a cantar y demostrar sus habilidades danzantes. Allí acudió el corresponsal de ETB Hodei Arrausi con el cámara y editor Roger Vicente y la traductora Wang Xin Ling. El Coro Gaztelupe cantó Ilunabarra y Euskalerriko, mientras decenas de chinos hacían fotos y un grupo de mujeres que bailaban hacían gestos de aprobación. Pidieron hacerse fotos con los coralistas, pensando que eran profesionales… Os muestro unas fotos de esta jornada.
Por la tarde sería la actuación en el Cervantes. Os lo cuento un día de estos. Vaya por delante el éxito y el cariñoso recibimiento a todo el grupo vasco.