Más autobús y llegada a Toronto, que la visitamos en el mismo bus. Fotos, recorrido y cena en donde elige cada uno. Nosotros, en M’ Atre, bien pero caro. El lunes dia 20 visitamos a primera hora la Torre Nacional Canadiense, de 553 metros y un mirador a 353 desde donde se ve todo Toronto entero. Es la primera imagen, tomada desde el suelo de cristal de la zona para el público. De aquí, a comer en el restaurante del hotel Crown (Corona) con vistas impecables a las cataratas. De aquí, a las cataratas de Niágara. Enseguida al barco, a coger buen sitio, a la proa. Todos con un impermeable-xira rosa. Genial, porque la embarcación canadiense se acercó mucho a la espectacular caída de las cataratas. Casi hora y media de recreo espectacular, con la espuma mojándonos a todos. El plástico sevía de poco y a nadie le importó mojarse. Luego, a tomar algo a la terraza, animada por una pareja de músicos. Ella se llama Dylan Marz. Él, guitarrista, al saber que éramos de ‘Spain’ nos dedicó ‘La bamba’. Pues muy bien. Paseo y cervezas por la calle ‘de los horrores’ local, un espacio turístico para asustar críos. Cenamos en la terraza de una cervecería bajo la tormenta y luego hicimos fotos nocturnas de las cataratas iluminadas. A dormir.
El martes, 21, diana a las 5.30 de la madrugada. Porque teníamos que pasar la frontera cerca de Búfalo y podíamos tirarnos mucho tiempo. En una hora nos dieron el visado y seguimos ruta. Comimos en Peral Street y se organizó un pequeño lío porque donde comimos ene. Primer piso no servían cervezas. Al final se arregló todo y pusieron en marcha los cañeros. El coro cantó ‘El menú’, ‘Maitia nun zira’, Aldanondo y Salva se marcaron un solo y luego el mismo Mikel y Arantxa Martínez cantaron un dueto. De ahí a Corming, un pueblito que sólo tiene dos calles y un museo del vidrio. En la cena, Jesús Marroquí, un hombre con problemas de movilidad y atención, nos hizo unos trucos de manos. Luego directos al hotel Radisson, excepto los que nos tomamos algo por el camino.
New York, New York….
El miércoles 22 nos pusimos en camino a Nueva York. Demasiado tiempo en bus. Hubo circulación lenta por un incendio forestal y llegamos a media tarde. Visita por la ciudad. Noche libre. Nos vamos a cenar al Noho, andando hasta el sureste de Manhattan. En ‘El sombrero’, de un portorriqueño. Hamburguesa y cerveza. El barrio hierve de ambiente.
El jueves 23 realizamos un recorrido en bus por la mañana y me anuncia mi hija Nerea por el móvil que ya soy abuelo por primera vez. El coro me canta ‘Zorionak zuri’ en el bus después de que Mikel lo anuncie y recibo algunas felicitaciones muy cariñosas. Visitamos la Zona Cero de las Torres Gemelas, ahora la Torre de la Libertad, la Quinta Avenida, Central Park por fuera… Comemos donde podemos. Una pequeña siesta y por la noche, recorrido en bus por el Nueva York de luces. Viene a buscarnos Iban Ubarretxena, amigo de Mikel, y los tres nos vamos al Noho, el barrio del noroeste, al otro lado del Soho, lleno de restaurantes y bares con música. Tomamos un par de txupitos de ron, escuchamos a una banda melosa en uno y luego a un grupo magnífico de rap-rock, o lo que fuera, y nos volvimos a las dos horas al hotel, nosotros, e Iban a su casa. Al dia siguiente nos íbamos a ver de nuevpo en la fiesta de la Euzko Etxea.