Se habla mucho del glamour de los Oscars, a mi me han dado mucha pena ver el la alfombre roja tanta choni de Burgos y horteras, en general. No veo para nada el glamour de las estrellas de antaño, esa luz, la elegancia de sus gestos en estas artísticas de hoy en día. Van vestidas de grandes diseñadores pero a la mayoría los vestidos les van muy grandes, no saben andar y lo único que dan es vergüenza. Glamour derrochaba Marisa Berenson en Barry Lyndon o en Cabaret, Estilo el de Monica Vitti en El eclipse, Nathalie Wood en todas sus películas, belleza y sencillez la de Jennifer Oneil en Verano del 42 o en El inocente de Visconti. Clase como la de Charlotte Rampling en La caída de los dioses, Faye Dunnaway en Chinatonw de Polanski. Eso es el glamour hollywodiense en estado puro y no esa pasarela de poligoneras de autopista .Sin hablar de la rotundidad de la belleza de Elizabeth Taylor, Ava Gardner y las otras. Solo salvaría de esta edición la modestia de una leyenda la de la actriz nominada Enmanuelle Riva protagonista de Amour de Michael Haneke que estaba a muchas millas del resto de las nominadas .Una noche mas para olvidar si no fuese por ese momento impagable de la rutilante Charlize Theron y el espectacular Channing Tatum emulando a Fred Astaire y Gingers Rodgers en los musicales míticos de la Metro.