Corrían los años 70 y el gran Luchino Visconti se empeñaba en adaptar al cine la novela de Thomas Mann  La muerte en Venecia. Toda la industria del cine miraba con escepticismo este nuevo proyecto del terror de los productores. Visconti busco al joven adolescente polaco de nombre Tadzio que enajena el alma y lo que no es el alma de este compositor, en la novela es un escritor, pero Visconti para darle aun mayor visimilitud con Gustav Mhaler, del que las malas lenguas decían que Mann se había inspirado para el personaje de Aschenbach genialmente interpretado por Dirk Bogarde. Después de un casting por los países del este Visconti descubrió esta perla rara que es Bjorn Andresen. El muchacho de 15 años ya había intervenido en un pequeño papel en una joyita sueca titulada  A Swedich Love Story. El director lo modelo hasta convertilo en el icono de la belleza y gracias al vestuario de Piero Tosi la leyenda comenzó. Este papel fue su lanzamiento mundial y también su mayor losa, nunca se pudo quitar la aureola de ser el ángel de la muerte. 30 años después aun sigue repudiando su personaje y lo que la película le trajo. Fueron vanos sus intentos de formar un grupo de rock, continuar una carrera como actor frustrada por la mala suerte. Así fue su leyenda, su propia belleza le destrozo. Hoy traigo a estas paginas algunas fotos durante el rodaje del film. Como afirmaba Platón: “Quien ha contemplado la belleza con sus propios ojos está consagrado ya a la muerte.”