Con una política de mínimos, Australia, Japón y Canadá rebajando sus objetivos de reducción de emisiones y el portazo por parte de las naciones en desarrollo y las organizaciones, la cumbre de Naciones Unidas en Varsovia ha dejado apenas la puerta entornada para Lima el año que viene y para la decisiva cumbre de París, en 2015. Esperemos que haya más sensatez entonces.
Los países convocados en Varsovia llegaron a un acuerdo para marcar objetivos de recorte de emisiones a partir de 2020, que salvaba la cara en el último minuto.
En Varsovia reinó la división entre países desarrollados y en desarrollo, que ya no se dejan vapulear por los primeros. Como dijo Christiana Figueres –Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático— cada vez estamos viendo más fenómenos climáticos y más intensos, y los pobres y vulnerables están ya pagando el precio. Figueres mandó a casa a los gobiernos para que ´hagan los deberes´ antes de la cumbre del clima de París.
Como todo el mundo sabe (aunque no haya captado las portadas de los diarios en castellano), en 2015 caduca el Protocolo de Kioto de 1997 –por el que los países desarrollados están obligados a recortar sus emisiones de gases de efecto invernadero.
En Varsovia, Estados Unidos propuso que se borre esa línea que divide a unos y a otros. Pero se opone a ello el Grupo de Países Afines en Cambio Climático (conocido por sus siglas en inglés LMDC), que incluye a naciones ricas en petróleo como Venezuela, Arabia Saudita, Bolivia y Malasia, otras que tienen grandes depósitos de carbón o son muy dependientes de los combustibles fósiles como China e India, y otros países como Cuba, Nicaragua, Ecuador, Tailandia, Egipto, Pakistán, Filipinas, República Democrática del Congo y Mali. Este grupo, que se creó en 2012 y es cada vez más influente, desea que permanezca la estricta diferencia entre naciones desarrolladas y en desarrollo, y argumenta que la responsabilidad histórica del cambio climático cae del lado de las primeras.
Sin embargo, es también cierto que las emisiones están creciendo rápidamente en algunos países en desarrollo como China e India, y un nuevo estudio dice que , en 2020, el conjunto de las emisiones de todos los países en desarrollo superará el de las naciones desarrolladas.
Directamente relacionado con este asunto está el de las pérdidas relacionadas con el cambio climático y experimentadas en países en desarrollo, que exigen ser compensados. En esta cumbre se decidió crear el Mecanismo Internacional de Varsovia, que contempla ayudas a los países en vías de desarrollo para afrontar los daños derivados del cambio climático, pero no implica responsabilidad legal por parte de los países desarrollados.
Quizás el resultado más positivo ha sido la compleción de un nuevo mecanismo que tratará de mantener los últimos bosques primarios en pie conocido como REDD+. Su objetivo es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de la deforestación y la degradación forestal.
El director del Overseas Development Institute, Kevin Watkins, describía la cumbre del clima en Varsovia en un reciente artículo como un teatro con guion de intervenciones cuidadosamente ensayadas. Y otro informe de The Guardian aseguraba que la delicada tregua conseguida en Varsovia podría no sobrevivir si quiera el vuelo de regreso a sus países de los y las delegadas.
Conclusión (por el momento): Uno a cero. Si Varsovia era el primero de tres partidos, como los amantes de Casablanca (pero en el futuro, no en el recuerdo), aún queda París.