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Mitxel Ezquiaga

¡Ke paren la rotativa!

Perroflautas, toreros y un tío grande que hace camisetas

 


 


La Agenda Portátil: un paseo por la acampada de Sol, una inmersión en Las Ventas y un premio para Mikel Urmeneta. Elorza no irá al pleno de elección de su sucesor. Txapela-Izagirre es del 63


 


Madrid. Los taxistas te cuentan que no llegan a final de mes y maldicen a Zapatero. Hablan de crisis los comerciantes, los camareros y los mendigos. Madrid. Durante un mes 20.000 personas llenan Las Ventas cada tarde, un día tras otro. Los turistas se sacan fotografías en la acampada de Sol como si estuviesen ante el Museo del Prado. Madrid. Viajo por las estaciones de ese Madrid «absurdo, brillante y hambriento» (eternas luces de bohemia) como si me metiese en una canción de Joaquín Sabina.



En la ‘#Spanish revolution’


Paseo por el campamento indignado de Sol entre chavalas con el romanticismo de la revolución estampado en la sonrisa y el  pecho y japoneses que enfocan con la Sony las tiendas de campaña. ¿La #Spanish revolution era esto?


Los carteles escritos con rotulador e imaginación recuerdan que este movimiento nació con los mejores propósitos, pero este mediodía de jueves en que recorro la acampada los perroflautas tienen tomada la plaza. «Asomarse a Sol supone riesgo de coger chinches», clama Jiménez Losantos con voz de soflama en la radio del taxi. «Al principio gustó ver que los jóvenes, en vez de quedarse tirados en sofá, salen a la calle a protestar contra los bancos y todo eso… pero el movimiento ha perdido fuelle», resume el taxista.
«A la hora de las asambleas viene más gente… ‘normal’», parece disculparse un estudiante guipuzcoano sentado en medio de la plaza. «Mis padres piensan que estoy en la uni», explica. «Por la tarde esto está mejor, con chavales que vienen de currar calientes de meter mil horas por cuatro duros, o de estudiar».


Los acampados viven ahora en un bucle: no se ponen de acuerdo ni en cómo votar la continuidad o no en Sol. Tienen miedo a que la utopía se resquebraje: ahí están las denuncias de las ‘feministas indignadas’. Las mejores intenciones no garantizan los mejores resultados. La indignación fue un estallido que despertó a quienes dormían, y sólo por eso valió la pena.
Aunque al final resulta que bajo los adoquines no está la playa, sino el Metro.



Alma donostiarra en Las Ventas… y una embajada


Pues eso. En cinco minutos de Metro uno viaja de Sol a la plaza de toros de Las Ventas, que es como ir de un planeta a otro. O no.


La plaza, en San Isidro, es como una película de Jaime de Armiñán. Las cámaras de Canal+ hacen de cada corrida un espectáculo audiovisual prodigioso, como una película diaria de Stanley Kubrick en directo, pero sobre el terreno Las Ventas es el mundo de Juncal,  aquella serie de pícaros y taurinos. Señores encorbatados que compiten por ver quién tiene el puro más largo, almohadilleros de cien años y cero dientes, turistas de todas las razas y aficionados de sombrero conviven en un microcosmos apasionante. Cada tarde, 20.000 personas llenan la plaza: ¿quizás esto es sí es la #Spanish revolution?


En esa galaxia cañí, una conexión donostiarra. José Luis Blanco ejerce de gerente y las gente de Bokado llevan la zona vip, otro microcosmos. Algún día habrá que hacer una tesis sobre el fenómeno Bokado: empezó en el ya legendario bar Oñatz y ha terminado siendo un grupo que lo mismo lleva la hostelería de los museos San Telmo, Balenciaga o el del Traje de Madrid que el Aquarium, u ofrece imaginativos servicios de catering en los lugares mas increíbles.


Veo los toros, como jamón y a medianoche piso el albero de Las Ventas, esa arena por donde desfilan los toreros y matan a los toros. No soy mitómano, pero una vuelta al ruedo, vacío y by night, impacta.


Madrid, donde todo es posible. De repente me veo en una fiesta en casa del embajador francés rodeado de diplomáticos, toreros y gitanos. Cantan bulerías mientras las Candelas bailan y los marichalares baten palmas. Parece que estoy dentro de una crónica de Carmen Rigalt. Por Serrano los barrenderos de Gallardón lavan la cara al asfalto para que las calles estén puestas por la mañana.



El jazz, esa ética y esa estética


Más Madrid. En la planta 13 del Puerta de América, ese deslumbrante hotel donde cada planta ha sido diseñada por un arquitecto-estrella diferente, se presentan los festivales vascos de jazz y dan sus premios, con Isabel Muela de hada madrina.


Antonio Muñoz Molina proclama su amor por Euskadi y Donostia y dice que el jazz «es una ética y una estética». El gran Mikel Urmeneta, el inventor de Kukuxumuxu, el navarro neoyorquino con tanto amigo guipuzcoano, anima la velada con su energía y sus bromas. Sus risas desde esa terraza de Jean Nouvel resuenan aún en el firmamento de Madrid. Es el tío que hace camisetas que redondea el título de hoy.


P.d. 1  Odón Elorza vive sus últimos días como alcalde. Eso le ocupa más, por ahora, que pensar en su futuro. Dicen sus próximos que ya ha decidido que no estará en el pleno del próximo sábado que elige a su sucesor.  Se refugiará a millas de distancia reflexionando sobre esa «segunda parte de la vida» que ahora comienza.


P.d. 2 ¿Será Juan Carlos Izagirre, Txapela, su sucesor? El martes pasó por Keridos Monstruos. Es del 63 (su cumpleaños fue el miércoles; el de Elorza el martes), exhibe un talante cordial y está obsesionado por no transmitir la imagen de que, si gobierna, se parará todo. Pero preguntado por la actualidad municipal  casi todo queda pendiente de «reflexión o consulta  con los donostiarras». ¿Gobernará? La partida de mus de los pactos sigue abierta.

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Sobre el autor

Curioso. Periodista de El Diario Vasco. Presento 'Keridos Monstruos' en Teledonosti. Ñoñostiarra, ma non troppo: hay vida más allá de la barandilla. O así


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