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Mitxel Ezquiaga

¡Ke paren la rotativa!

Vengo de la guerra. Pido el Tambor de Oro para Belloch


La Agenda Portátil / Fuí a Madrid a contar una Eurovisión intelectual, pero aquello terminó en guerra / Frente al mal perder de Belloch, el Tambor. Elegancia donostiarra… (ironía On)

Yo no soy Hemingway, ni  el soldado Ryan: trabajo como un Tribulete de provincias y no quiero ser reportero de guerra. Esta semana me enviaron a Madrid para contar el desenlace de la carrera al 2016. Iba a ser una Eurovision intelectual y para algunos terminó en batalla campal.

Llevo escritas 2016 páginas sobre Donostia 2016. Esta semana he contado la victoria de San Sebastián en este papel que envolverá el pescado de mañana, en las redes sociales, en la teletxikita y en la radio. Y para este córner íntimo, la guerra en primera persona.  

Lunes, 09,00. Lo pregunta el taxista que me lleva al aeropuerto: «¿Qué, a lo de la capitalidad?» En la terminal de Hondarribia los conocidos me hablan del 2016 con interés de finalísima de la Real. La gente no termina de saber de qué va esto pero tiene claro que quiere que gane Donostia.

10.15. Viajo en el avión sentado junto a Luis Arconada,  la leyenda discreta. «Ojalá ganemos», dice. En otro asiento Roberto Díez, el carnavalero-papelero de Tolosa, insiste. «Ganar será bueno para toda Gipuzkoa». Va a Ecuador, donde trabaja «con un buen puñado de tolosarras» el montaje de una factoría.

11.30. Madrid tropical. Vuelo al Museo del Traje, donde las ciudades finalistas presentan sus trabajos ante el jurado. Burgos ya ha terminado, Córdoba está dentro y Donostia espera nerviosa su turno. El grupo donostiarra llegó el domingo en autobús para ensayar. Por la noche vieron teatro de vanguardia en el centro cultural del Matadero, de la mano de Fernando Bernués. «Nos relajó».

12.30. Sale Córdoba de la defensa al jurado. Muchos periodistas. Respuestas de compromiso a preguntas tópicas. Donostia ya ha empezado su turno.

13.00. Aguardamos la salida. Los donostiarras Jesús Santamaría y José Mari Pikabea, de Bokado, que lleva el restaurante del museo, nos enseñan sus dependencias a Marisol Garmendia y a mí. Su terraza sale ahora en las listas más ‘cool’ de Madrid.

14.20. La salida de Donostia se retrasa: la defensa acaba con txakoli y pintxos. Medios de Madrid envían al acto… ¡a sus expertos en terrorismo!

14.30. Los representantes de San Sebastián salen felices. «¡Ha salido bien!». Los micros rodean al alcalde Izagirre. Los «expertos»  preguntan primero. ETA, independencia… «¡Jesús!», suspira Txapela.

14.40. El equipo donostiarra se queda a comer en el Museo del Traje mientras la delegación de Las Palmas prepara su turno. El Tribulete come en la barra merlucita gracias  a los ‘Bokados’. Y me largo a escribir.

18.00 Estoy en el hotel Óscar (también ‘donostiarra’, gestionado por Sarasola o Gorka Atorrasagasti). En el mismo, la gente de Las Palmas. La ‘embajada’ de San Sebastián coincide en un hotel de Argüelles con la cordobesa y el jurado.
 
21.30. Madrid la nuit. Txapela pasea a sus colegas de ‘comitiva oficial’ con compañeros con los que estudió Medicina. Los periodistas, cada uno por su lado. La noche me confunde.

El día D

Martes, 11,00. Nervios disparados en las ciudades finalistas. La delegación donostiarra, «acuartelada».

15.00. Los rumores se disparan por sms. «Que Donostia ha quedado fuera». «¡Es Córdoba!». «Apunta: Segovia». Los donostiarras comen en el Mercado de la Reina, en Gran Vía.

16.30. La sala del Ministerio donde se desvela el fallo, a tope. La tensión derrumba hasta los más fuertes. Santi Eraso duda. Los cordobeses dicen que saben que han ganado. Izagirre se sienta con sus sandalias. Odón Elorza entra con un mapa de sensaciones en el rostro. Gasco sonríe.

16.55. La ministra cordobesa Aguilar llega con gesto desencajado. A Belloch se le ve más mala cara de lo habitual. Empieza la larga ceremonia y Manfred Gaulhofer,  presidente del jurado, proclama a las 17.25 la victoria de Donostia. «Deberíamos hacer camisetas con ‘We love Manfred’, me dirá después Cristina Lagé.

18.00 Estalla la alegría, con un Elorza descontrolado. En una esquina del caos la ministra Aguilar y Belloch inician la cadena incendiaria de declaraciones. La guerra ha comenzado. Otra ministra, la donostiarra Cristina Garmendia, abraza a sus paisanos. Juan Luis Arsuaga, responsable de Atapuerca, integrante del equipo de Burgos, felicita a Donostia y recuerda sus raíces tolosarras.

Después de

19.30 La expedición inicia su feliz regreso en autobús. Otros nos ponemos a juntar letras. Enviadas las crónicas, donostiarras perdidos en Madrid nos juntamos a cenar en Alkalde, también medio easotarra.

00.00 En una terraza de La Castellana leemos el ‘in crescendo’ de Belloch. Alguien propone darle el Tambor de Oro. «Frente al mal perder, elegancia». Aclaremos: entre los gin-tonic se había encendido ya el modo «ironía ON».

Miércoles, 14.00 Cuando llega el avión a Hondarribia siento lo que debió vivir el cronista de los títulos  de la Real.¿Había que ganar para que los paisanos valoraran su importancia?

P.d. 1  Me escribe J.A., nacido en Donostia pero residente en Zaragoza. «Belloch no nos representa, nadie le sigue en esto: la gente aquí aprecia a San Sebastián y sabe que el proyecto era más flojo».

P.d.2  Los porqués del éxito, mañana en Cultura.

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La vida, nada más

Sobre el autor

Curioso. Periodista de El Diario Vasco. Presento 'Keridos Monstruos' en Teledonosti. Ñoñostiarra, ma non troppo: hay vida más allá de la barandilla. O así


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