La Agenda Portátil / A Springsteen le encantó San Sebastián, pero vuelve a Anoeta porque el dinero está sobre la mesa / Los mejores chefs del mundo cenaron en Muguruza, bodegón de San Pedro / La Real ganará por las ‘gildas’ de El Mirador
Hace unas semanas se destapó la posibilidad: Bruce Springsteen sacaba nuevo disco y saltaba a la carretera para abrir otra de sus giras interminables. Promotores musicales de todo el mundo se pusieron nerviosos: nada excita más que organizar un concierto del Boss y pocos recitales son tan rentables. Springsteen siempre llena: quien ha ido a uno de sus conciertos repite, y quien no ha ido sabe que es uno de esos rituales que hay que cumplir al menos una vez en la vida.
La gente de Get In, en Donostia, se puso rápidamente en marcha. Y el resultado de sus gestiones es que el 2 de junio el Boss actuará en Anoeta. Pero nadie dijo que fuera fácil.
¡Qué bien queda el Boss en Anoeta!
Los exégetas del ñoñostiarrismo contamos que Springsteen viene a Donosria porque esta ciudad le sedujo a él, a su familia y a sus músicos. Y es verdad. Pero no toda la verdad.
El Boss viene a San Sebastián porque su anterior concierto en Anoeta le dejó feliz: es el estadio más pequeño de los grandes o más grande de los pequeños, con el tamaño ideal para conectar con el público. Viene porque disfrutó como un crío chapoteando en Ondarreta con sus músicos y viendo cómo sus hijos hacían surf en La Zurriola. Viene porque aún recuerda la cena entre amigos en el Zuberoa o la comida en petit comité en el Morgan. Y viene sobre todo porque la promotora donostiarra del concierto es de las serias: adelanta el dinero y resuelve con eficacia los entresijos de cada concierto. Quizás por eso la cita donostiarra no voló a la ciudad asturiana que peleaba por la misma fecha.
Montar una gira como la de Springsteen es como diseñar una fábrica de coches. La oficina del músico gestiona los detalles y él sólo se ocupa de dar el visto bueno final. Cuentan que cuando vio las posibilidades del ‘tour’ español apostó por San Sebastián porque esta ciudad le gusta. Pero amigos ñoñostiarras como yo, desengañaos: apostó sobre todo porque es seria para el negocio. Business is business.
El regreso a San Sebastián del Boss es una excelente noticia. Sevilla ha apostado más fuerte gracias a sus arcas públicas y acogerá el principio de la gira el 13 de mayo. Pero San Sebastián, como la aldea de Astérix, se mantiene como cabeza de cartel, con su estadio para 40.000 personas, frente a lugares como Madrid o Barcelona, con el doble de aforo.
Hay hoteles que están registrando ya reservas para el fin de semana del concierto: si ver al Boss es siempre un lujo, verlo en Anoeta es un placer doble. (Yo le vi en su anterior visita y espero volver: quizás ha sido uno de los mejores momentos que nos ha traído a Donostia el show business en los últimos años).
Aún hay posibilidades de que este verano haya un segundo concierto en el estadio, con otra actuación de primera, pero cada vez son menores. A cambio quizás resucite el Velódromo como templo del rock. Están trabajando en ello.
Falcon Crest está en San Pedro
Ñoñostiarras, no leais esto: a Springsteen le encantó San Sebastián, sí, pero vuelve a Anoeta porque el dinero está sobre la mesa. Business is businnes, my friend
Confidencial: los mejores chefs del mundo vinieron a Donostia… y cenaron en Muguruza, un bodegón de San Pedro auténtico
Una intuición: la Real ganará mañana ante el Betis gracias a las ‘gildas’ de El Mirador de Ulía
La Guía Michelin ha vuelto a ser cicatera y nos deja como estábamos. Zorionak para quienes mantienen la estrella (tarea nada fácil, a la vista de los hechos) y ánimo a quienes la merecían. El culebrón de la ‘biblia’ ha sido el corolario de una semana en la que los mejores cocineros del mundo han estado aquí, con un San Sebastian Gastronomika cada vez mejor.
¿Pero en qué sitio se produjo la mayor concentración informal de talento culinario esta semana? El martes, a la hora en que el establishment se reunía en el Elkano en la madre de todas las cenas (los Arregi dieron un recital regado por el txakoli de Getaria y los vinos legendarios de Chivite) otro puñado de chefs se reunía en un paraíso en Pasai San Pedro: es el misterio de cena secreta del congreso.
El bodegón Muguruza está al fondo de San Pedro, al borde de la seductora bahía pasaitarra, tan industrial y tan salvaje a la vez. Tiene apariencia de tasca y es bien conocida por los gourmets discretos: jugadores de la Real, bertsolaris, periodistas bon vivants y cocineros fuera de servicio. Te dan su ensalada del día y una variedad de pescados recién llegados del mar, a razón de 20 euros por barba, o así. En el pueblo le llaman ‘Falcon Crest’ y así lo pone en su tarjeta.
Nadie quiere que ese lugar salga en los papeles: es mejor como tesoro oculto que como destino de moda. Pero la ‘culpa’ es de los chefs: el martes Andoni Luis Aduriz y Juan Mari Arzak llevaron ahí al peruano Gastón Acurio, al británico Heston Blumenthal , al brasileño Alex Atala, al neoyorquino Willye Dufresne… Los mejores chefs del mundo, hartos de oropeles, disfrutaron de la autenticidad del buen pescado.
(Yo, para comprobarlo, fui ayer a mediodía con la mejor gente posible. Y qué bien. Muguruza, en San Pedro, sólo da de comer y cenar de martes a viernes. No se lo digas a nadie).
La Real, en El Mirador de la Liga
La Real se la juega mañana ante el Betis. Ojalá acierte su entrenador, Montanier, a quien se ve completamente despistado. ¿Por qué no apuesta por la fórmula de su predecesor (ahora innombrable) que combinaba simplemente sentido común+garra?
Los realistas hicieron piña el otro día con una comida en El Mirador de Ulía. Allí probaron el menú degustación de Rubén Trincado, con delicias como la recreación de la ‘gilda’, el txipirón-espejo o el cochinillo de dos pieles. Lo lógico es que después de esa terapia ganen al Betis. Pero fútbol y lógica, ya sabes, son términos incompatibles.