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Mitxel Ezquiaga

¡Ke paren la rotativa!

La parábola de Montanier, un antihéroe de peli de Capra (para futboleros y, mejor aún, para quienes no lo son)

 

 

Para pasión y resurrección, la de Philippe Montanier. Si aceptamos que el fútbol es una metáfora más o menos borrosa de la vida, la historia del entrenador galo de la Real es como un ‘reality show’ que vivimos en directo. Y por ahora, con final feliz.

Llegó como la gran esperanza blanca: no le conocíamos, pero lo traían rodeado de los mejores informes. Y eso que tenía dos factores en contra: por un lado, su antecesor, Martín Lasarte, había sido un tipo cordial que caía bien a todo el mundo, quizás más brillante en las entrevistas que en los banquillos; por otra parte, nos anunciaron a Monty como ‘le petit Guardiola’, y eso suponía empezar con las expectativas demasiado altas.

La historia la conocen: Montanier era frío en el campo (con esos cambios inexplicables que aún nadie entiende), aburrido en las ruedas de prensa y desconocido en la sociedad guipuzcoana. Eso sí fue culpa de una Real que no supo dirigir mejor la inmersión del francés entre los guipuzcoanos.

Pero esto es como una película de Frank Capra: se puede pasar de antihéroe a héroe en solo unos meses, y siempre sin perder la compostura, como un ‘gentleman’ normando con cara de póker (¿o de susto?) en los buenos momentos y en los malos. Estuvieron a punto de echarle, la grada pedía a gritos su dimisión y los tribuletes más listos informaban de que Montanier no seguiría la temporada que viene «bajo ningún concepto».

La Real vagaba entonces por la mitad de la tabla. Yo, por pinchar, les preguntaba a directivos realistas y periodistas (tengo testigos): «¿Y si la Real va a la Champions, también echarán a Montanier?» Unos y otros me miraban entonces con conmiseración, como pensando ‘qué poco sabe este juntaletras de fútbol’.

Y tienen razón: no sé nada de fútbol. Como ninguno de ellos. Que un balón vaya cinco centímetros hacia un lado u otro desbarata proyectos, emborrona crónicas y frustra futuros recorridos profesionales.

Los txuri urdin ahora van muy bien y algo tendrá que ver Montanier en eso, aunque aún hay gente que sostiene que la Real va bien «pese a Monty». Ya hay gente nerviosa pidiendo su renovación, pero ahora es él quien menos prisa tiene. Es el entrenador de moda, aquí y por ahí lejos. En los ‘punto pelota’ de las teles galas le van situando en sucesivos clubes fanceses para la próxima temporada.

¿No sería al final casi un acto de justicia poética que aquí clamáramos ‘Montanier quédate’ y él se terminara yendo a otro sitio con una oferta mejor? Puro Capra, ota vez: como una película de Navidad.

Yo, mientas tanto, sigo empeñado en saber mejor quién es el ‘ciudadano Montanier’. Me cuentan que vive por los altos de Zorroaga en buena armonía con los vecinos, que siempre que puede va al pintxopote y al cine, que su mujer trabajaba en una escuela de Hendaya y ya no… Y me insisten en que pasa las horas enclaustrado en Zubieta, como un obseso del trabajo y empeñado, a la vez, en mejorar su castellano.

Aupa Real.

 

La vida, nada más

Sobre el autor

Curioso. Periodista de El Diario Vasco. Presento 'Keridos Monstruos' en Teledonosti. Ñoñostiarra, ma non troppo: hay vida más allá de la barandilla. O así


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