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Mitxel Ezquiaga

¡Ke paren la rotativa!

Confesiones de un andarín: cuando andar es 'cool' y no un asunto de viejunos

 

1. En las sobremesas con los amigos antes se discutía cuál era la mejor ginebra para el gin-tonic; ahora cada uno aporta la nueva ruta descubierta para el paseo. Nos estamos haciendo más viejos, más sanos y más aburridos: nos gusta andar, tirar millas a paso rápido. Y no lo llames senderismo, por favor: que las nuevas jergas no tapen el viejo placer de gastar suela moviendo pie y activando neurona.

2. Vivimos estas semanas el apogeo de las carreras populares. Correr es ahora ‘cool’. Tiene ‘glamour’, se convoca en liturgias multitudinarias y los korrikalaris gafapastas poseen hasta su propia Biblia: el mítico ‘De qué hablo cuando hablo de correr’ del gran Haruki Murakami. Lo de andar remite a literatura viejuna: Cela, Coelho o el espléndido ‘Castilla en canal’ de Raúl Guerra Garrido. ¿Pero de qué hablamos cuando hablamos de andar?

3. Siempre he sido un andarín, y pienso que hay un resorte secreto que conecta la zapatilla con la coronilla: cuando mi cabeza se atasca, un buen paseo la engrasa.

4. El último año me he convertido en un Forrest Gump del paseo, y a pie de Reebok descubro otras legiones de paseantes: quizás siempre han estado ahí, cubriendo la ruta de los infartados, del colesterol o del post-parto, pero yo me he fijado ahora.

5. Soy viejo practicante del paseo por la orilla, esa actividad tan donostiarra que exportamos en su día a los benidorms del Mediterráneo: es rito tan social como deportivo. Tiene algo democrático: saludas al ex presidente bancario, al futbolista de éxito o al carnicero de la esquina. Torso nudo somos iguales, aunque la marca del bañador dé idea de ‘estatus’.
(Más democráticas e igualatorias son las playas nudistas, aunque en esos espacios, como decía Umbral, se acaba hablando de Heidegger y filosofía para sublimar las miserias de lo que cuelga. Nada más erótico en una playa nudista que una chica en bikini).

6. Correr, andar. Corren los conversos, los excesivos, los perfeccionistas; andamos los moderados, los prudentes. La mayoría silenciosa es la mayoría paseante. Bordear cada mañana el litoral donostiarra, desde el Peine hasta Sagüés, es un plano secuencia que retrata bien el espíritu de la ciudad, con Martin Berasategui como estrella: el cocinero estrecha la mano de todo quien deambula por la ‘corniche’.

7. El placer de andar. Cada día descubro nuevas rutas por Igeldo, repito clásicos como el paseo por Ulía hasta Pasaia, encuentro felices novedades como el Hendaya-San Juan de Luz y cada cierto tiempo cumplo el momentazo, ese Ondarreta-Getaria que es mi Behobia-San Sebastián a pie. Todos son paseos con mar, ya ves: espero mi siguiente ‘caída del caballo’ y volver a los montes del interior.

8. ¿De qué hablamos cuando hablamos de andar? Es tan placentero que no parece un deporte, tan sano que no cansa, tan variable que puede ser un placer solitario o compartido, tan apto para todos los públicos que solo pide unas zapatillas, tan flexible que sirve cuando solo tenemos libres cinco minutos o cuando tenemos cinco horas, tan terapéutico que puede sustituir al mejor psiquiatra. Y gratis.

9. Ladran, luego caminamos: si la cita no era exactamente así, ya acabará siéndolo.

10. Y tú,  ¿qué tal andas?  (joe, qué final: parece de mi amigo Guille)

 

 

 

 

 

Temas

Andar, Murakami

La vida, nada más

Sobre el autor

Curioso. Periodista de El Diario Vasco. Presento 'Keridos Monstruos' en Teledonosti. Ñoñostiarra, ma non troppo: hay vida más allá de la barandilla. O así


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