Bette Davis se fue de Donostia al cielo. Julie Andrews y Warren Beatty nunca vinieron a por sus premios. Anjelica Huston no salía de Bernardo-Etxea. Richard Gere fue «mister Simpatía» entre rodaballo y rodaballo y a Julia Roberts la secuestró Odón Elorza para enfundarle la camiseta de San Sebastián 2016.
Son historias del Premio Donostia. Hace una semana se anunció que uno de los galardonados será este año Denzel Washington (seguro que hay alguno más). Ha habido debate sobre su calidad como actor y unanimidad sobre su «interés humano»: en solo dos días señoras de todas las edades ya han solicitado mediación para conocer al primer intérprete negro que recibirá el Donostia.
¿Recordamos historias del premio? Ahí va un ‘top ten’ con anecdotarios del Oscar donostiarra.
1. ¿Pero dónde está Julia Roberts? Parece la historia de ‘Pretty Woman’ pero a la inversa: aquí no querían desnudarla, sino vestirla más. Julia Roberts vino en 2010 con la película ‘Come, reza, ama’, o algo así. Todos sus pasos públicos estaban milimetrados por su agente y por su productora. Pero en su camino del ‘photocall’ del Kursaal a la rueda de prensa desapareció. ¿Dónde está Julia? La había ‘sucuestrado’ amablemente el alcalde Odón Elorza para hacerle foto con la camiseta de la capitalidad cultural. Todos los prebostes del protocolo se enfadaron. Julia no entendía bien qué quería ese señor calvo, «the major», pero el señor calvo tuvo la foto.
2. Un obrero llamado Richard Gere. El otro 50% de ‘Pretty Woman’, Richard Gere, se ganó a pulso el título de ‘mister Simpatía’. Es el Premio Donostia que más ha sudado la camiseta: dio la mano a cientos de donostiarras, posó con las señoras de Getaria y los señores del Antiguo, y entre el rodaballo de Elkano y el rodaballo del Branka se portó como un campeón, siempre sonriente.
3. ¿Cuándo se va Glenn Ford? El Premio Donostia nació en 1986 para galardonar, en primera instancia, a las viejas glorias de Hollywood. Gregory Peck fue el primero en recibir el premio, y Glenn Ford, el segundo. Cuando Ford vino a San Sebastián, en 1987, vivía ya apartado de la industria. Estuvo feliz con el reconocimiento. Tanto, que luego no había forma de que se fuera…
4. Robert Mitchum, un duro por la cocina. Premiado en 1993, Mitchum llegó cansado desde Estados Unidos. El Festival quiso ahorrarle el paso ante las cámaras y le coló en el María Cristina por la puerta de servicio. ¡Pero ahí estaba Michelena, el fotógrafo de este papel, que lo retrató en la cocina! El actor luego resultó encantador y posó en Casa Cámara, por ejemplo, bromeando tras la cena.
5. Julie, Warren: ¡os falta algo! En 2001 se anunció que los Donostia serían para Julie Andrews y Warren Beatty. Pero llegó luego el terrible atentado del 11-S y los americanos no viajaron al Festival. Los dos actores no recogieron el premio, aunque salen en la lista oficial. Y de ellos nunca más se supo. ¿Cuándo venís a por vuestras estatuillas ñoñostiarras?
6. El anarco Fernán-Gómez. Fue el primer actor español en recibir el premio, en 1999. Vino feliz, y en la gala del Kursaal agradeció el galardón con el saludo anarquista. Con un par: ‘glamour’ anarco.
7. Un piso para Meryl. La Streep cautivó a todos cuando vino a por su Donostia en 2008. Fue cuando dijo aquello de que si no había cambio de gobierno en Estados Unidos se compraría piso en San Sebastián. «En la Zurriola, por ejemplo». Quería ser donostiarra, como su compañera, Anjelica Huston, feliz en 1999 con su galardón. La Huston no salía de Bernardo-Etxea, como John Malkovich, otro premiado.
8. Robert el breve. Uno de los premios más aplaudidos fue el de Robert de Niro, en el 2000. Tan aplaudido… como escueto. En la ceremonia el actor dijo «muchas gracias» y se fue. Seguramente a cenar con su amigo Schnabel.
9. El pelo de Travolta. En los casi treinta años de historia del Premio Donostia hay muchas incógnitas por despejar, pero una destaca especialmente: ¿qué pasaba con el pelo de John Travolta cuando recogió su galardón en 2012? ¿Peluquín, trasplante berlusconiano? Fue la fiebre capilar de la noche de Donostia.
y 10. Bette que estás en los cielos. Hay consenso: el gran Donostia de la historia es el de Bette Davis. En 1989 lo recogió y de San Sebastián salió en avión ambulancia para morir en París días después. Un documental que cuenta con detalle esa historia se estrena este septiembre en el Festival. El círculo se cierra.
A ver qué haces tú, Denzel Washington.