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Mitxel Ezquiaga

¡Ke paren la rotativa!

Cómo viajar por el túnel del tiempo con marcha atrás

 
La Agenda Portátil / Los apasionantes ‘Años lentos’ de Fernando Aramburu y los rápidos años 80 de Marivi Ibarrola / Madonna ‘casi’ viene a Donostia y Elorza goes to Guimaraes
 
  
Las únicas cosas importantes en esta vida son las que recuerdas». Lo dijo Jean Renoir y lo recuerda en Twitter el novelista Jordi Soler.  De pronto me veo inmerso en un túnel del tiempo con estaciones: vamos de viaje, pero con marcha atrás.
 
 
Los años 60 de Aramburu
El escritor donostiarra Fernando Aramburu creció en Ibaeta y vive desde hace años en Alemania. Desde su casa alemana inició otro viaje en el tiempo: en ‘Años lentos’, premio Tusquets de novela, se sumerge en el San Sebastián de finales de los 60 y principios de los 70, una Donostia triste y en blanco y negro. He leído la novela, corta en páginas y larga en intensidad, absolutamente atrapado por la historia: aunque esa época ha sido contada por otros como tiempo de gestas épicas, Aramburu narra el día a día de un barrio obrero en el que la única lírica llegaba a través del cura.
 
Las viejas casas del grupo Zumalacárregui, en Ibaeta, son la patria de un relato que tiene mucho que ver con el niño que fue Aramburu. Recuerdo que hace años me tocó presentar uno de sus libros en Lagun. Luego cenamos con ese personaje no menos literario que es Ramiro Pinilla  y, ya de madrugada, llevé en mi coche a Aramburu al viejo domicilio familiar, en ese barrio humilde rodeado hoy por las casas de ladrillo rojo de Errotaburu.
 
Ahí transcurre ‘Años lentos’. Las sucesivas obras de Aramburu conforman, por encima o por debajo de polémicas coyunturales,   un gran relato de la Euskadi reciente, incluida la Donostia surrealista que él contribuyó a crear a mediados de los 70 con el grupo Cloc de arte y desarte, fundado también, entre otros, por Álvaro Bermejo.
 
Hace tiempo que aprendí que nunca hay que recomendar libros, películas o restaurantes porque los gustos y los momentos cambian hasta para ti: cosas que ayer te gustaban hoy te desagradan, sin saber por qué. Pero con ‘Años lentos’ he pasado uno de mis últimos mejores momentos como lector. Dicho queda.
 
 
Los años 80 de Marivi Ibarrola
¿Por qué están mitificados los años 80? Si en Madrid hubo ‘movida’ aquí tuvimos ‘movida txiki’, más pequeña pero más feroz, e igualmente presidida por el dadaísmo del gran Poch.  Quizás fueron los años menos ñoñostiarras de nuestra historia. Aunque, al recordarlos, surge hoy cierto  ñoñostiarrismo de chupa negra de cuero.
 
Los 80 vuelven a Donosia. En la casa de cultura Ernest Lluch, en los bajos del estadio de Anoeta, se expone una divertida y original exposición con ochenta fotografías de Marivi Ibarrola, la mujer-testigo que puso toda una época ante el objetivo de su cámara. La muestra, ‘Lo juro por los Ramones’, se acompaña de diversas actividades que encontrarán uno de sus días fuertes el 21 de abril con el concierto-revival en el propio Anoeta (en la casa de cultura, no en el estadio…) de los grupos No y Speed, aquellos que veíamos actuar en el Bowie de entonces.
 
La exposición de Ibarrola coincide con la salida de su libro de fotografías, ‘Yo disparé en los 80’. El San Sebastián de aquellos años  era también duro y negro, en el apogeo de la violencia política o como se llame eso. La Real ganaba Ligas y la droga segaba biografías prometedoras. En los locales del mercado de frutas de Atocha o en garitos con goteras surgían grupos musicales y calaba la idea de que la vida, pese a todo, podía ser divertida.
 
¿Fueron los 80 más vivos que este tiempo que corre hoy? No lo creo. Se trata, simplemente, de que quienes los recordamos teníamos treinta años menos. La nostalgia es un error, pero llena páginas de Viernes Santo. Ya sabes.
 
 
Los años 90 de Sarajevo
Estos días se cumple el veinte aniversario del comienzo de la guerra de Bosnia, ese horror surgido a sólo un rato de casa. Escribí entonces un artículo que se titulaba algo así como ‘En Sarajevo saben quién es Arconada’: yo había viajado por  la antigua Yugoslavia unos años antes y en cada sitio, cuando decías que eras de San Sebastián, te hablaban de la Real y del gran portero. Quería destacar así la cercanía de un lugar sumegido de pronto en una guerra que jamás hubiesen imaginado.
 
En aquellos años vino a dar una charla al Aula de Cultura de DV un Arturo Pérez-Reverte en su esplendor de periodista de guerra. Me tocó presentarla. El Maria Cristina vivió un llenazo histórico. Al final alguien preguntó lo inevitable en aquella Euskadi de fuego: ¿corremos el riesgo de acabar como Bosnia? Reverte sentenció: «Allí también empezaron quemando autobuses sin sospechar que terminarían enterrando a los muertos en los  campos  de fútbol. Cuidado».
Tocamos madera entonces y seguimos tocando madera hoy. Por si acaso.
 
 

P.d. 1: Madonna en Anoeta. No viene, pero ha estado cerca: se ha vuelto a acariciar la posibilidad de que la gira de la cantante pasara este junio por el estadio, pero al final dará un segundo concierto en Barcelona y San Sebastán tendrá que esperar. Ella se lo pierde.

 
 
P.d. 2: Odón en Guimaraes. El ex alcalde, hoy integrante del entramado Donostia 2016 en representación del Gobierno Vasco, visita estos días la portuguesa Guimaraes, capital europea de la cultura del año. Según cuenta en feibusk se ha reunido hasta con el alcalde de la ciudad. ¿Sus primeras impresiones? Programa cultural convencional, ecos de crisis y ciudad vital. Lo contará a la vuelta.

 

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Sobre el autor

Curioso. Periodista de El Diario Vasco. Presento 'Keridos Monstruos' en Teledonosti. Ñoñostiarra, ma non troppo: hay vida más allá de la barandilla. O así


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