Esta semana termina temporada nuestro Keridos Monstruos en Teledonosti, la entrañable teletxikita. Aquí encima va un precioso making-of del último curso elaborado por la incansable Leire Torre. Y en plan nostálgico, me han entrado ganas de hacer un striptease… pero simbólico y solo parcial: que no cunda el pánico.
1. Hace 18 años (joder, qué mayores somos) el entonces director de la tele, Pedro J. Castillo, me lo propuso: “¿Por qué no haces algún programilla?”. Y así empezó Keridos Monstruos, que tomaba el nombre de ‘Mis queridos monstruos’, el libro de Francisco Umbral, pero con una K que lo guipuzcoanizaba. O así.
2. Pensé que el programa duraría unas semanas… y vamos camino de las dos décadas.En aquellos inicios, en los heroicos tiempos de Zorroaga, el programa duraba media hora y se nutría solo de entrevistas. Odón Elorza y Txema García Amiano fueron los primeros entrevistados.
3. Con el salto a las nuevas instalaciones de Zuatzu, ‘Keridos Monstruos creció a la par que Teledonosti: ya empezó a ser un magazine con tertulias, entrevistas… Cientos (¿miles?)de personas han pasado por el plató en todo este tiempo. Recuerdo con cariño las tertulias de “exclusivas municipales” con Ana Vozmediano, Javier Roldán, Juan Carlos López…
4. Siempre ha sido fundamental la gente del equipo, más allá de los tópicos de lo políticamente correcto. En producción y presentación han pasado por ahí una larga galería de profesionales. Para algunos de ellos, fue su “primera vez” ante las cámaras. Intento hacer la lista con el riesgo de olvidos: Beatriz Abancens, Aunitz Alberdi, Itziar Altuna, Vanessa Rodriguez, Naiara Eizaguirre, Estrella Vallejo y la actual (y estupenda) Leire Torre… (joe, me dejo algunas pero me fallan las neuronas: si me leeis, decídmelo). En el control, tanta gente, desde Carlos Ordóñez o Pablo Guiroy hasta Helena Núñez, pasando por mis queridos y actuales realizadores, Borja Luna e Iñaki Ugartemendia (y perdón también por no nombrar a todos los demás). Con Kixkitza Retegi en “chapa y pintura”.
5. Y si una persona lleva años asociada a Keridos Monstruos (diría que casi tantos como yo, pero no, ella es joven) es super Verónica Melo, la mezcla perfecta entre “dama de hierro” y “diplomática con modales”. Grande, Melo.
6. Durante dos temporadas cambiamos el nombre, por aquello de la renovación, y el programa se llamó Luna llena, aunque el espíritu se mantuvo. Luis Arconada, luego llamado a más altas cotas, fue el productor en ese tiempo.
7. Pero otros ‘keridos monstruos’ dieron enorme personalidad al programa durante años. Con Juan Velázquez e Iñigo Galatas, en sucesivas e intensas temporadas, lo pasábamos en grande. En los últimos años Joti Díaz pone la garra con esos escups que conmueven los cimientos de la sociedad donostiarra de nuestro tiempo. Así lo presento cada martes, con la esperanza de que lo haga…
8. Hubo un tiempo en que conocí cómo debe ser “la televisión de verdad”: las mediciones de audiencias llegaban cada día a Teledonosti y cada miércoles por la mañana me mandaban un sms con la evolucion del share de la víspera por tramos de media hora. “Funcionó la entrevista con tal, falló la charla con cuál”. Un infierno.
9. Cada noche el programa tiene un “tercer tiempo”, que a veces es el más jugoso (habrá que llevar una cámara oculta): cuando se apagan los focos vamos a echar el trago de después. En viejas épocas, en el Wimbledon o el Hollywood. Ahora, en el Resaca: el gran Iñaki Guetaria nos mima.
10. Hemos vivido anécdotas de todo tipo: un decorado cayó en directo encima de la familia Chillida, reunimos en una charla a María Jiménez con Odón Elorza (“coño, casi somos paisanos: si yo soy de Villaviciosa de Odón”, decía ella), Javier Krahe o Manuel Vicent dijeron aquí cosas que no dicen en las teles grandes. Maestros como Peña Ganchegui o Aranaz Darrás dejaron “testamentos en video” y Leire Martínez, hoy reina de La Oreja de Van Gogh, cantó en el programa cuando aún era una chica que se presentaba a castings.
y una propina: 11. (Queridos jefes, dejad de leer ya). ¡Me lo sigo pasando muy bien haciendo Keridos Monstruos! Otros van cada semana a cenar a la sociedad, a jugar al pádel o a hacer macramé. Yo cada martes voy a Teledonosti con ganas de escuchar a la gente (y ahora a sentir también la reacción de la audiencia gracias a las redes sociales), lograr la entrevista del año o azuzar una tertulia de la que mañana se hable por La Concha. El día que deje de disfrutar, o vaya al plató como a una oficina, será el momento de dejarlo. Pero ese tiempo, aún, no ha llegado. Al menos por mi parte…
Feliz verano, amigos.