Superados los fastos del bicentenario de Donostia, profundicemos en episodios históricos más divertidos. Al grano: ¿cuándo se produjo el primer top-less en la playa de La Concha?
Desafío a los gurpeguis, sadas y buceadores en el pasado donostiarra que tanto y tan bien nos han hablado estos meses del fuego británico sobre San Sebastián y la espantada francesa: ¿cuándo emergieron los primeros pechos descubiertos en los sobrios arenales del balneario blanquiazul? Y aporto mi investigación de campo: señores del jurado, escuchen el relato.
Yo era un adolescente: tendría unos 14/15 años, y por eso mi memoria sitúa en 1977 el año del primer destete público en La Concha. Jugaba con mi amigo Gorka en la zona de La Perla, una mañana de agosto, y de pronto un murmullo corrió por la playa. «¡Están por la zona de los Relojes y en tetas, sí!», decían las voces sobresaltadas, algunas por la indignación, otras por la sorpresa y casi todas por el morbo. «Parecen extranjeras: inglesas o así», avisaban los mejor informados.
Y allí que fuimos, movidos ya por el sagaz instinto del Tribulete que uno llevaba dentro. En efecto, eran dos inocentes chavalitas británicas, asustadas por el corro de miradas y comentarios que les rodeada. Enseguida se largaron de la playa, pensando quizás que se habían acabado de destino y en lugar de a la cosmopolita San Sebastián de las guías habían llegado a la cueva prehistórica de Praileaitz, por ejemplo.
Fue el suceso de aquel verano. En mi memoria de ñoñostiarra ese agosto fue el del primer ‘top-less’ en esta ciudad, aunque seguro que en los felices años 20 de la Belle Epoque más de algunas vedette del viejo Casino, hoy Ayuntamiento, se sumergió sin enaguas en las aguas de la bahía.
¿Hay alguien en la sala con espíritu científico de historiador que pueda confirmar, corregir o precisar el dato? Traigo el tema a colación por… 1) Leo que el top-less está a la baja en las playas y hasta en las revistas, que «las tetas ya no venden», según los paparazzis (admitamos que en el casto litoral guipuzcoano esa práctica nunca fue multitudinaria), y 2) Hemos vivido el último ‘finde’ de la temporada de playas: mejor hablar ya de los pechos de La Concha que de las piedras de Ondarreta, ¿no?