La Agenda Portátil: el corto que llega sobre El Gol por excelencia, historias de Tabakalera y campaña y museos de buen rollo.
La nostalgia es un error, pero seduce. Hace una semana escribimos aquí los recuerdos de la no-mili y he descubierto una tropa de gente dispuesta a contar su batalla de cómo se libró del servicio militar: toda la vida riéndonos de quienes relataban su mili como abuelos y resulta que aún somos más pesados con los recuerdos quienes no la hicimos.
Pronto se acerca otro aniversario. El 26 de abril se cumplen treinta años de aquel gol de Zamora en el Molinón que valió una Liga a la Real. Todos los americanos saben dónde estaban cuando mataron a Kennedy: tú, si ya eres talludito o talludita, sabrás dónde estabas esa tarde que fuimos campeones. Yo sí: escuchando la radio en un bar del centro y celebrando aquella Liga como el forofo que no soy.
El director Enrique Novials nació en Zaragoza, vive en Tarragona y desde crío fue seguidor de la Real simplemente por romanticismo. Tenía 11 años cuando se marcó El Gol por excelencia y ha realizado un cortometraje más lírico que épico acercándose tangencialmente a aquello. Se titula ‘Buscando a Zamora’ y ayer pude verlo.
Un niño chino hipnotizado por ese gol. Crece. Viene a San Sebastián y busca al futbolista. Le pasan cosas. Y al final, quizás, aparece Zamora. O no. Es una historia suave, intimista y con gotas de humor en la que el gol sirve sólo de excusa. Después de Semana Santa se preestrena en Donostia. Daremos los detalles. Ahora refresca la memoria: ¿dónde viviste tú el gol de Zamora?
¿Y dónde estarás el año 2016?
El lunes, a la misma hora pero en sitios distintos, los responsables de dos importantes proyectos culturales de San Sebastián confesaban a los periodistas que quizás no habían sabido «explicar bien sus iniciativas a los ciudadanos». ¿Quién entonaba el ‘mea culpa’? Los rectores de la candidatura del 2016 y los responsables de Tabakalera.
Tienen razón. En esa guerra de la comunicación se sumergen ahora los dos proyectos. Empezamos a ver cómo será Tabakalera gracias a las imágenes virtuales: ya sólo falta mejor pedagogía a la hora de explicar los contenidos. (Y encontrar el ‘cráneo privilegiado’ que dirija el cotarro: las instituciones siguen buscando un Messi de la cultura pero no aparece ni un Xabi Prieto).
El 2016 abre también una serie de actos para conectar con la gente. El martes se montó en el Kursaal, de la mano del hiperactivo Iñigo Olaizola, un divertido adelanto como un viaje en el tiempo que imagina a la ciudad ya en el 2016 y por supuesto, como capital cultural europea.
En ese acto Odón Elorza demostró sus dotes de actor «representándose» a sí mismo dentro de cinco años. Ya no es alcalde, trabaja en una fundación, escribe y anda en bici por Donostia. Hasta fingió llorar recordando el momento en que San Sebastián fue elegida capital, entre las risas de los espectadores.
No fue su única actuación ese día. Luego, en ‘Keridos monstruos’, se envolvió en piel de cordero para responder a un grupo de ciudadanos. Dijo que él mismo es su peor enemigo de cara a la próxima campaña electoral y demostró que toda la ciudad le cabe en la cabeza, incluidos cualquier bache o farola.
La campaña, al menos en Donostia, llega agitada. El ‘popular’ Ramón Gómez, por ejemplo, se ha liado las redes sociales y la calle a la cabeza y quiere hacer ruido. Sus guardias municipales de cartón, «detenidos» por la Guardia Municipal de verdad y llevados «al Guantánamo local», como lo llaman los colaboradores de Gómez, están dando lugar a momentos geniales. Aún no sé si son de culebrón venezolano, sainete de Arniches o peli de denuncia a lo Ken Loach.
Los museos del buen rollo
Chillida-leku tenía una virtud por encima de cualquier otra: desprendía buena onda. Justamente la que ha faltado en ese intrincado camino de desacuerdos que lo lleva hacia su cierre definitivo: o los jugadores de mus reaccionan o se van a romper las cartas.
El otro día volví al Topic de Tolosa y sentí la misma buena onda: es un museo divertido y original que transmite las mejores vibraciones. La visita incluye ahora una exposición sobre ‘Colorín y sus marionetas’, una invitación a la nostalgia (¡la nostalgia!: aquí sale otra vez). El miércoles vi al siempre discreto Roberto Ruiz cantar emocionado las melodías de ‘Colorín’ mientras veía la muestra. «¡Vuelvo a mi infancia!».
Este lunes se reinaugura San Telmo. He dado ya varios paseos por el edificio y puedo asegurar que transmite la buena vibración de los mejores centros. Va a ser el gran descrubrimiento de mucha gente.
P.d. 1 Otro sitio de buen rollo: la nueva casa de cultura del Palacio de Ayete. El otro día me colé de rondón y un hada madrina me la enseñó con gusto. Es una obra arquitectónicamente brillante (gran trabajo de Aitzpea Lazkano y Carlos Abadías) y socialmente ha arrancado con éxito. Además, es algo así como un triunfo de la historia que en ese palacio de oscuros recuerdos hoy lean los críos y se hable de derechos humanos. O así.
P.d.2 El ‘glamurómetro’ del Festival de Cine alcanzó su top en 1973 con la mítica visita de Elizabeth Taylor, fallecida esta semana. Es un nivel que sólo alcanzó el paso de Bette Davis, mítico por otras razones.
P.d. 3 Juan Garmendia Larrañaga tiene otro ‘glamour’: el de la cultura sobre el terreno. Ayer presentó un nuevo libro con sus trabajos etnográficos: este hombre no descansa. ¡Que edites muchos más, Juanito! ¿Dónde estabas tú cuando el gol de Zamora?