Uno de los mayores placeres que puedo imaginar (al menos de los que se experimentan vestido) es sentarse en un tren de Madrid a Donostia con un libro apetecible entre las manos y cinco horas de viaje por delante. El otro día me senté en el Alvia en Chamartín con ‘El monarca de las sombras’, la nueva obra de Javier Cercas, y cuando el tren pasaba por Zumarraga ya había terminado el libro. Hasta me pareció que viajaba en alta velocidad.
La novela rescata en teoría la memoria de Manuel Mena, un tío abuelo de Cercas que combatió en en el bando franquista durante la Guerra Civil y falleció con solo 19 años en la Batalla del Ebro. Pero como siempre ocurre con Cercas, ‘El monarca de las sombras’ es mucho más: el libro incorpora su ‘making of’. El autor cuenta por qué lo escribe y cómo lo escribe. Las páginas mezclan una investigación histórica con el propio relato del hoy del escritor, para desembocar en lo que siempre cuenta Cercas: cómo las circunstancias nos convierten en héroes o villanos muchas veces más por el azar que por las convicciones más profundas. Y la prosa avanza tranquila hasta llegar a un final con ritmo hipnótico, con largas frases que parecen de Javier Marías, pero con más marcha.
La madre de Cercas se convierte al final en la protagonista del libro (maravilloso personaje) y aparecen ‘secundarios de lujo’ como David Trueba. Viajamos a Ibahernando, en Extremadura, el pueeblo se origen de la saga Cercas, y a otros destinos donde se produjo el terrible duelo del Ebro. Cercas hace épica grande con líricas cotidianas, como ocurría en su celebrada ‘Soldados de Salamina’ o en ‘Anatomía de un instante’, sobre el 23-F. Quienes le vimos hace unos meses en una charla en el Aquarium dentro de los actos de Donostia 2016 podemos dar fe de cómo con sentido del humor, y sin darse importancia, terminaba tocando cuestiones con mayúsculas, como la identidad de las lenguas y de los pueblos.
No sé cómo será la lectura de esta novela en ratos robados al sueño de una rutina laboral. Pero devorado en un tren, el libro resultó un compañero magnífico: no se me ocurre elogio más elocuente, y menos pretencioso, para un texto.
(en la imagen de Efe, Cercas durante la presentación del libro en Sevilla).