Mi padre me ha preguntado si hoy no jugaba Ferrer en semifinales del Australian Open contra Djokovic. Me lo ha preguntado tarde, muy tarde. Para entonces el serbio y el español ya estarían camino del hotel. Es cierto que otros días los partidos duran más de dos horas y todo hacía indicar que con Ferrer en pista, el encuentro sería largo y de poder a poder, digno de una semifinal de Grand Slam. Pero nada más lejos de la realidad. Antes de que el reloj marcara las 11:15 aquí (las 21:15 en Melbourne), Nole ya había dado buena cuenta de David por la vía rápida (6-2 6-2 6-1). De hecho, el serbio solo le ha permitido ganar siete puntos al resto al alicantino.
El último que dejó a Ferrer en apenas 5 juegos en un partido a 5 sets fue Rafael Nadal, con idéntico marcador en semifinales del pasado año en Roland Garros. Paris, tierra batida, la segunda casa de Nadal, dónde el manacorí lleva la friolera de siete títulos. De forma que podríamos considerar Melbourne como la segunda casa para Novak Djokovic, que va camino de conseguir su cuarto entorchado -tercero consecutivo- y dónde no pierde un encuentro desde 2010. Una historia de amor que puede seguir cuajando en la final que se disputará este domingo.
Tan solo le resta el último escollo. Si Federer vence a Murray mañana, Nole tendría la oportunidad de firmar un poker de títulos en la Rod Laver Arena tras vencer en finales a Tsonga, Murray, Nadal y Roger. Casi nada. Aunque el escocés parece partir un cuerpo por delante en la semifinal ante el de Basilea, por lo que todo hace indicar que se volverá a repetir la final de 2011.
Pero lo único cierto es que el hijo de Srdjan y Dijana está a un pasito de ascender al olímpo australiano y situarse como uno de los pocos elegidos que ha conseguido vencer cuatro veces en Melbourne. Si consigue alzarse con el título el próximo domingo, Nole alcanzará en el palmarés del torneo al selecto dueto formado por Roger Federer y Andre Agassi, únicos tenistas que lo han ganado cuatro veces desde el inicio de la era open (a partir de 1969). Previamente otros dos ‘aussies’, Ken Rosewall y Jack Crawford llegaron alcanzaron esa marca, aunque por encima de ellos se sitúa la eminencia Roy Emerson, que consiguió vencer en seis ocasiones entre 1961 y 1967, época en la que el torneo se denominaba Campeonato de Australia y se disputaba sobre hierba.