En ocasiones, el afán de superación de una persona nos hace exhalar un suspiro de admiración. A veces, el deporte se convierte en un mero objetivo que perseguir cuando un camino se atraviesa y destruye de un plumazo todo lo que habías conseguido. Hace 15 meses, el hijo del plusmarquista mundial de pértiga Sergei Bubka permanecía postrado en una cama de hospital en París tras sufrir un accidente ridículo pero extremadamente grave. Su padre dominó con mano de hierro el salto con pértiga mundial durante tres lustros, estableciendo en 1994 el récord mundial al aire libre de la especialidad tras saltar 6,14 metros.
Sergei Bubka Jr. eligió el tenis aunque hasta los 25 años no había alcanzado el estatus de estrella que alcanzó su padre, eso sí, llegó a ser el 145 del mundo en noviembre de 2011, un año antes de que todo cambiara para él. El primer día de noviembre de 2012, aproximadamente a las siete de la mañana, Bubka Jr. se quedó encerrado en el baño del apartamento de un amigo suyo. Sin móvil y sin contacto con nadie, ya que solo él se encontraba en el apartamento en ese momento, Sergei trató de gritar solicitando ayuda pero nadie respondió. Entonces busco salir de la estancia por una ventana que comunicaba con otra habitación del piso, pero resbaló y se precipitó al vacío desde un tercer piso.
Casualidades de la vida, el tenista cayó desde una distancia similar a de la plusmarca mundial de su padre. Horas más tarde sus amigos lo encontraron malherido y lo trasladaron al hospital Georges Pompidou de la capital gala en estado grave con múltiples fracturas. Necesitó una intervención de más de 8 horas para que su vida no corriera peligro. “Tuve suerte de seguir vivo y no haber sufrido algún daño mayor. Tuve suerte que mis amigos me encontraron y llevaron a un gran hospital y me cuidaron bastante”, declaró Bubka meses después.
Casi un mes más tarde Sergei pudo volver a andar, aunque para recuperarse completamente de sus lesiones en piernas -estuvo a punto de perder una de ellas por una infección- y brazo derecho todavía tuvo que trabajar intensamente durante seis meses más. Bubka perdió más de 10 kilos, principalmente de músculo, por lo que desde un principio comprendió que su lucha para volver a sentirse tenista sería larga y dura. Pero los deseos, a veces, se suelen cumplir, y ayer, 15 meses después de que disputase su último partido como profesional, regresó al circuito. Aunque todavía en la página oficial de la ATP figura como ‘inactivo’, Sergei ha regresado al profesionalismo. Lo hizo en la fase previa del Open de Australia ante el ruso Valery Rudnev. Perdió el partido por 6-4 y 7-6 pero posiblemente el resultado no sea lo más importante en esta ocasión. Bubka cree que ser deportista le salvó la vida al tener músculos y huesos fuertes y por ello quiere seguir peleando por ser uno más en el circuito. Seguirá siendo reconocido como el hijo tenista de Sergei Bubka, pero el salto que ha ejecutado es superior a muchos de los que realizó su padre.