Vivimos tiempos en los que vemos como personas muy relevantes deben abandonar su carrera profesional para hacer frente a enfermedades muy duras, extremadamente complicadas en muchos casos, pero de las que se sale, claro que se sale y sirven para endurecer a esos profesionales. Buena muestra de ello es el ejemplo que nos ha dado la pasada semana el tenista croata Ivo Karlovic, venciendo en el torneo de Bogotá tras superar una meningitis. Conocido como el techo del tenis mundial con 2,08m el pasado mes de abril durante la preparación del torneo de Saratosa en Miami, el bueno de Ivo comenzó a sentirse mal. Le dolía la cabeza y acudió a urgencias de un hospital estadounidense.
Tras el primer examen, los médicos no encontraron ninguna enfermedad importante en el organismo de Karlovic, por lo que lo mandaron de vuelta al hotel con una medicación normal que hiciera frente a los dolores de cabeza. Horas más tarde las migrañas se convirtieron en completamente insoportables y se extendieron por su cuerpo, por lo que tuvo que ingresar de urgencia en un hospital de Miami donde se le diagnosticó una meningitis viral. En un principio se extendió el rumor de que Ivo había sufrido un derrame cerebral, algo que fue descartado por la familia del tenista, pero Karlovic permaneció varias semanas en cama en estado grave. “Estuve inconsciente durante mucho tiempo y no me acordaba ni de mi nombre ni del año en el que estábamos”, narraba su experiencia el propio Ivo a comienzos de este mes en el torneo de Newport en Estados Unidos.
El virus se extendió por su cabeza y por el brazo derecho. “Me encontraba con mucho dolor. Mi brazo derecho y mi cara estaban adormecidos. Los dolores de cabeza duraron casi 10 días. Recordé mi nombre tras cuatro días y el entumecimiento desapareció al quinto día”, afirmó Karlovic (declaraciones recogidas por el blog puntodebreak). Nadie garantizaba a Ivo que se recuperaría al 100% y muchos (me incluyo) creyeron que esta meningitis supondría el fin de la carrera del gigante croata que ya con 34 años se encontraba en el ocaso de su trayectoria. Pero nada más lejos de la realidad.
“Es como un bonus”, calificaba el momento que vive ahora Karlovic. El croata regresó a las pistas de entrenamiento un mes después de recibir el alta médica, sin garantías de poder volver a competir y con la actitud de querer regresar para unicamente divertirse y jugar sin presión.
Así ha sido. Volvió a competir cuatro meses después de aquel mal trago en Newport, alcanzando los cuartos de final del torneo americano y de ahí se desplazó a Bogotá, al estreno de un torneo 250 sobre cemento y a más de 2.500 metros de altura, lugar ideal para poner en pista sus misiles de corto recorrido. Servicios a más de 200 km/h que le han permitido llevarse el torneo colombiano dejándose por el camino solo un set en cinco encuentros. El servicio más rápido del circuito sigue en su poder, con 251 km/h en un encuentro de Copa Davis ante Alemania. Ahora Ivo disfruta de su bonus como profesional y lo hace ya dentro otra vez del top100 del circuito (87 esta semana) y con ganas de seguir dando guerra desde el techo del tenis mundial. Karlovic ha recordado su nombre y lo que es mejor, no se ha olvidado de empuñar una raqueta.