Los países del Asia más oriental siempre se han caracterizado por ser una potencia mundial en los deportes de raqueta. El badminton o el tenis de mesa (no extrictamente de raqueta) son deportes que no se comprenderían sin el dominio histórico de países como China, Japón o las dos coreas. Pero también históricamente se les ha resistido el más global de todos los deportes de raqueta, que no es otro que el tenis. En féminas, parece que desde hace un tiempo, la irrupción de Na Li ha permitido que el gigante chino comience a mirar al tenis como un deporte en el conseguir éxitos, aunque en el terreno masculino no llegue ninguna estrella que les permita duplicar o triplicar su impacto en la población.
La existencia de apenas tres torneos masculinos importantes en el calendario que se juegan entre China y Japón (el masters 1000 de Shangai, y los torneos 500 de Pekín y Tokyo) que se disputan en escasas dos semanas tampoco han ayudado a que el gran público asiático se siente a ver tenis. Llamaba mucho la atención que las dos potencias asiáticas nunca hayan tenido, hasta hoy lunes 12 de mayo de 2014, ningún tenista entre los diez primeros del ranking mundial. Quizá la irrupción de Michael Chang a comienzos de los 90 hizo ver que los países asiáticos también podían tener ese potencial para algún día alcanzar la cima del tenis. Pero Chang era estadounidense. Se crió y se convirtió en un tenista top bajo el sistema de entrenos y programas estadounidense. De las academias estadounidenses ha salido también el que hoy se ha convertido en todo un referente e ídolo para el pueblo nipón. Kei Nishikori, primer tenista japones en escalar hasta el top 10 mundial.
Y todo ello también a la sombra de Michael Chang, que ingresó en su equipo de entrenadores a partir del pasado año, lo que a Kei, que ya planeaba sobre el top 20, le sirvió como impulso para buscar decididamente el top 10. Nishikori, se trasladó hace 10 años hasta la academia de Nick Bollettieri en Bradenton, Florida para convertirse en un futuro en la estrella que hoy es. Sin saber una palabra de inglés y con apenas 1,70 metros demostró el tesón, dedicación y sacrificio tan característicos de la filosofía oriental para dar pequeños pasos en el camino correcto.
El único recuerdo de Japón en el ranking mundial lo representaba hasta hace pocos años Shuzo Matsuoka, tenista que llevó los focos de los medios japoneses al tenis en los 80 pero que apenas alcanzó el puesto 45 en el ranking ATP. Matsuoka formó en a finales de los 90 una red de campamentos de tenis para formar jóvenes nipones de entre 10 y 18 años para alcanzar el top 100. El ‘Proyecto 45’ se le denominó y Kei comenzó a dar sus primeros raquetazos en los primeros años de ese plan y gracias también a la fundación Morita.
Sencillamente, resultaba raro que en un país con 150 millones de habitantes no se formara un tenista que abordara la barrera del top 10 mundial. Pero tras la victoria conseguida por Nishikori en Tokyo en 2012 el país entendió que se había dado con la tecla. A ese título se le sumó el pasado año el conseguido el Memphis y en 2008 otro en Delray Beach, ambos sobre pista rápida. El cambio, para Kei, ha llegado ahora y sobre tierra batida. La influencia y los consejos de Michael Chang, vencedor en Roland Garros en el 89, parecen haber terminado de completar la metamorfosis del nipón, que se ha convertido en un rival temible para los expertos sobre polvo de ladrillo en apenas tres semanas en España. El título en el Conde de Godó y la final en Madrid han encendido al país del sol naciente, que ven en Kei a la nueva estrella del deporte patrio.
Desde 2004, con el tailandes Paradorn Srichaphan, ningún asiático había conseguido entrar en el top 10 mundial. Kei, desde su 1,78m y sus 24 añitos, ha llegado para plantar batalla al pelotón de acomodados entre los mejores. Y además hay algún compatriota que parece asomarse bajo su sombra. Entre ellos, el más destacable podría ser Yoshihito Nishioka, que con apenas 18 años ya se encuentra el 347 del mundo, ganando torneos Futures en EEUU y haciendo grandes papeles en los torneos challenger de norteamérica, donde ha llegado a vencer a todo un top 80 como Donald Young.