Ha sido uno de los grandes descubrimientos de la Humanidad, comparable a la invención del fuego o la rueda: ¡los jugadores del Barça son humanos! Increíble, pero cierto. Escupen al rival, le sienta como el cuerno perder y se comportan como futbolistas normales y corrientes ¡Anda ya, que estás exagerando! Para nada, pequeño, para nada. Se acabó eso de levitar por esos campos de Dios, el tiki-taka de las narices, el respeto al rival, el no hablar bajo ninguna circunstancia de los árbitros y todas las milongas que nos vendió Guardiola. El hombre ha vuelto y bien que se alegran de tan feliz acontecimiento los miembros de la cofradía del clavo ardiendo. Han ganado dos partidos seguidos a los culés y ya están por las nubes. El maravilloso aroma de la venganza, que tan bien al cuerpo. Ahí te estaba esperando, majete. Muchos años de travesía en el desierto aguantando toda esa filosofía comprada en el todo a cien, para acabar siendo mortal como los demás. Un feliz hallazgo, al que solo falta añadir que los Mossos D’escuadra trinquen a un jugador barcelonista a lo Benzemá en una autopista para acabar definitivamente con el mito de las buenas costumbres. Guardiola, estás acabado.

Que sí, que estos tipos también se vuelven locos cuando no les pitan un penalty, que se comen al árbitro, que le insultan, le dicen que se ha cagado, que ve menos que un topo. Que sí, que estos chicos también pierden los papeles y hacen gestos obscenos o señalan al colegiado que esto es un atraco (a Mou te cayeron tres partidos por el mismo gesto que hizo Piqué, recuerdan oportunamente los amigos del regodeo). Que sí, que son tan quejicas y llorones como el resto, que bien que se preocuparon de hacérselas pasar canutas al árbitro de la copa en el Camp Nou y disimulando sus vergüenzas poniendo a parir al colegiado del Bernabéu (al Madrid los chicos de Sánchez Arminio le han birlado diez puntos en esta liga, así que, de qué te quejas, orejas, como también oportunamente analizan los colegas del recochineo). Y qué alivio y qué respiro y que alegría para el cuerpo. Una leyenda menos.
Si un extraterrestre bajara a la tierra y leyera la prensa deportiva, en el caso de entender algo concluiría que el Barça va a terminar el año en blanco, sin ganar ni el Trofeo de la Galleta, jugando de pena y con media plantilla cumpliendo penas en la prisión Modelo de Barcelona por comportarse como macarrillas de medio pelo. También alucinaría nuestro marciano al descubrir que hay un tal Leo Messi que se arrastra por el campo y que, por lo que escriben, debe de ser el mayor paquete que haya vestido la elástica blaugrana en la historia del club. También encontraría una nueva palabra que añadir a su diccionario marciano-terrícola: meacolonialismo. Lo malo es que ha llegado a nuestro planeta demasiado tarde. La palabreja está obsoleta. Ya no no se usa.