En cualquier parte del planeta, desde Tarifa a Kuala Lumpur, se diría que ha sido un espectáculo digno de un Clásico un partido que ha tenido siete goles, una expulsión, tres penaltis, que ha podido, pero no logrado, dejar sentenciado un campeonato, que ha desatado pasiones encendidas y en el que hemos podido ver juntos sobre un terreno de juego si no lo mejorcito, o al menos lo más caro del fútbol español. Aquí no. Aquí andamos dedicados a pasatiempos más entretenidos.
Obviamente, que el jugador franquicia de tu equipo desaparezca en combate es una muy mala señal. Que el jugador emblema del equipo rival te marque tres goles en tu casa, es lo peor que te puede suceder. Que tu equipo haya logrado solo un punto de los doce en juego ante los rivales directos por el título, Atlético y Barça, tampoco ayuda mucho. Sin embargo, el periodismo de camiseta y bufanda prefiere pasar de puntillas sobre estos ‘pequeños’ detalles y otros más, como las lagunas defensivas o la falta de continuidad de jugadores clave en el equipo, para dedicarse en cuerpo y alma a bombardear la reputación del pobre hombre que tuvo el infortunio de pitar en el Bernabéu. Undiano, como la mayoría de sus colegas, se ha quedado solo ante el peligro y nadie moverá un dedo por él, salvo para indicarle el camino de la nevera, por mucho que se denuncien a Competición estos y otros excesos verbales ¿Alguien en su sano juicio cree que meterán dos o tres partidos de sanción a Cristiano por su rajada?
Así que, mientras que en Francia o en Italia dedican sus portadas al soberbio espectáculo del Clásico, por aquí el periodismo deportivo se ha dedicado a hacer encuestas entre el pueblo soberano para rearbitrar el partido, eso sí, con el culo pegado al ordenador y repitiendo una y otra vez las jugadas más polémicas, que para eso está la tecnología. Aquí analizamos hasta la extenuación si fulanito tuvo o no la intención de pisar la cabeza de menganito, el del vigente record de peleas y líos por partido. Aquí amplificamos las barbaridades que sueltan los hermanísimos para intentar justificar las cagadas de sus hermanos sobre el terreno de juego. Aquí justificamos y compramos con alegría las irresponsables acusaciones de Cristiano o de Ramos y el ya manido ‘a lo mejor no quieren que ganemos la liga’, vulgar tapadera con la que se intenta tapar que CR no tuvo su mejor noche o que la expulsión de Ramos fue merecida y que dejó a su equipo con diez hombres durante los minutos cruciales del encuentro. Lamentablemente, ni las excusas ni el discurso cambiarían gran cosa en caso de haber sido otro el marcador final. Todo sea por prolongar hasta el infinito y más allá la polémica para llenar minutos. Como comentó Arbeloa en Twitter, pues la misma historia de siempre, no?