Un partido malo, un partido feo, una eliminatoria casi impropia a estas alturas de la Champions League, que no impide la gratitud hacia sus protagonistas, especialmente los entrenadores de los dos equipos madrileños que ayer peleaban por estar en semifinales ¿Agradecimiento? Por supuesto. Al ganador, Ancelotti, por ganarse el respeto de muchos que le tildaban poco menos que de entrenador cortesano, más preocupado por agradar y rendir pleitesía a la zona noble del estadio -que ya se sabe cómo se las gasta- que de dirigir a un grupo de futbolistas de primer nivel. Con un equipo plagado de bajas, se ha de tener una personalidad muy definida para dejar en el banquillo a casi 60 millones de euros, la mayoría, apuestas personales e intransferibles del presidente-director deportivo del Real Madrid. No es ventajosa este argumento: incluso en la derrota, es siempre loable la actitud de alguien fiel a si mismo. ¿Y Simeone?
El ‘Cholo’ se equivocó gravemente en el Bernabéu y, antes, en la ida en el Calderón. Y lo hizo por renunciar a uno de sus principios fundamentales y, hasta esta temporada, innegociables: salir a ganar. Salir a un terreno de juego a especular, encerrado, dejando la iniciativa al rival es casi sinónimo de segura derrota. Y el Atlético lleva muchos partidos esta temporada con esa hoja de ruta, pagando un alto precio por ello: terminar el año con las manos vacías. Quizá este cambio de personalidad se deba al aparente endiosamiento de la figura de Simeone, quizá también más ajeno que deseado por parte del entrenador argentino. Sea la razón que fuere la que ha hecho cambiar la seña de identidad del equipo, no se debe nunca olvidar lo que este particular técnico ha hecho por el Atlético de Madrid.
Con Diego Simeone el Atlético ha vuelto a la élite europea, ha recuperado el prestigio perdido tras una historia reciente turbulenta y señalada por el escándalo. Con el ‘Cholo’ los rojiblancos se han sacudido muchos complejos acumulados después de muchos años decepcionantes, formando una guardia pretoriana fiel, capaz de lanzarse por un puente sin pestañear a las órdenes de su caudillo. Simeone ha recuperado para los atléticos el orgullo de ser rojiblanco y de competir de igual a igual, sin importar el contrario. Y eso no lo puede borrar una eliminatoria aciaga y mal dirigida Por todo ello, es justo y necesario dar las gracias al ‘Cholo’, a pesar de la decepción de muchos atléticos.