A Iker Casillas ya no saben cómo indicarle el camino hacia la salida del Real Madrid. Sin embargo,  quizá por la sutileza con la que se envían los mensajes desde el club, el capitán del equipo no ha firmado aún el acuse de recibo. Lo cierto es que estos días de calma post final de la Liga son el escenario más propicio para especulaciones, rumores, filtraciones interesadas, mensajes a navegantes y vueltas en círculo. Nada nuevo, aunque algo aburrido. Así funciona este negocio.

Hace ya un año comentábamos en esta Taberna el error de Casillas al no cambiar de aires, quizá por la soberbia que provoca haber ganado la Champions de Lisboa o por estar afectado por el síndrome de la estrella de fútbol, que impide ver con claridad la realidad que rodea al futbolista que lo sufre. Iker ha tenido un año para ver y escuchar como sus escasos apoyos en la grada se desvanecían partido tras partido. Alguien tiene que pagar por un año en blanco y nadie mejor que un jugador con el que se tienen cuentas pendientes. Injusto, pero no por ello menos cierto. Además y por si acaso, la fábrica de rumores sigue trabajando a destajo. Lo último, que ya hay acuerdo para que Casillas abandone el club. Eso sí, sin otro equipo en el que jugar ¿Te irías de tu trabajo sin tener al menos medio atado tu próximo destino?

El presidente fue quien generó el problema de la portería; Mourinho, el brazo ejecutor de las órdenes de arriba, aunque el trabajo se quedó a medias, dejando tras su marcha un regalo envenenado; Ancelotti intentó mediar con mano izquierda, pero todos han fracasado: Iker Casillas sigue. Quizá lo que el afectado espera para dar el paso definitivo es que, quien quiere verle fuera del Real Madrid dé la cara y diga públicamente que el club en el que juega desde niño, del que es capitán, con el que ha ganado todo lo que un jugador de fútbol puede soñar, ya no le quiere y por qué. Sin intermediarios, sin filtraciones ¿Lo conseguirá?