Posiblemente Gerard Piqué tenía ensayada su respuesta dirigida a Arbeloa. Posiblemente ignoraba que esta boutade, una más del central del Barça, iba a conseguir el efecto contrario y convertirse en clavo ardiendo al que asirse los creadores de coartadas, cortinas de humo y excusas para desviar la atención de un momento deportivo dramático en el Real Madrid. En la próxima asamblea de compromisarios lo mismo a algún directivo de Florentino se le ocurre proponer la medalla de oro del club al agente infiltrado Gerard Piqué por los servicios prestados. No es una exageración, cosas más extrañas se han visto.
El informativo líder de la noche del domingo abrió en su apartado de deportes con la última ‘gracia’ de Piqué, por delante del empate del Barça ante el Depor, el triunfo del Atlético en el Calderón (ojo, colíderes de Primera) y la derrota momentánea del Madrid en el Madrigal. Gracias, Gerard, lo has conseguido. Cuando se consumó el triunfo del Villarreal, se hablaba más de la última de Piqué que de las semanas horríbilis de los blancos, eliminados de Copa por una chapuza mayúscula y a cinco puntos de los dos líderes en Liga. La coartada perfecta.
Felizmente, vivimos en un país con libertad de expresión, derecho tan amplio que incluso recoge el derecho a decir tantas idioteces como uno sea capaz, aunque con ello te cargues el buen ambiente de una selección ganadora y vuelvas a colocar en una situación incómoda al seleccionador. Desgraciadamente, mientras siga habiendo palmeros que rían estas gracias, medios que las amplifiquen al máximo, clubes que no llamen a capítulo al bocazas de turno y oportunistas que conviertan la estupidez ajena excusa para tapar las vergüenzas propias, tendremos que seguir ‘disfrutando’ de estos comentarios tan ingeniosos.