Mal asunto que en este deporte o lo que sea llamado fútbol el entrenador se haya convertido en el niño del bautizo, la novia en la boda y el muerto del entierro. Para lo bueno y para lo malo. El borde maleducado de Luis Enrique, protagonista por haber dilapidado la ventaja que le conducía hacia un cómodo fin de campeonato. Diego Simeone, protagonista por estar convencido y convencer a los demás de que nunca hay que dejar de creer (futuro brillante como publicista cuando se canse del fútbol), Manuel Pelegrini, protagonista por colocarse vendas preventivas y culpando en diferido a Guardiola de los males de su Manchester City; o Zinedine Zidane, protagonista por vivir uno de los episodios de supervivencia más notables de la historia reciente del fútbol.
Luis Enrique es como es y nadie a estas alturas le va a cambiar. Ahora le llueven todos los palos pendientes y que no pudo recibir cuando se puso cabezota y decidió que iba a ganarlo todo con su recién estrenado Barça. Pero las viejas inquinas, las manías persecutorias y el ‘ahora te espero en la calle’ no se olvidan jamás. Ya llegará, es simple cuestión de paciencia. Y el momento ha llegado. Los cinco partidos que le quedan al asturiano y a el equipo que dirige pueden ser un auténtico calvario: jugarte un título con el equipo hecho unos zorros, con la presión de que no puedes fallar más y con todo el entorno en tu contra no es el mejor escenario para lograr el objetivo.
Luis Enrique se ha ganado a pulso la manía del personal que se dedica a esto de la información deportiva aunque, no se debería de olvidar, muchos de los que hoy han sacado el hacha inquisidora, son los mismos que babeaban con Lucho en los tiempos del triunfo arrollador. El episodio de mala educación del entrenador del Barça anoche con un periodista es reprobable, merecedor de la reprimenda del club y las disculpas del entrenador. A Luis Enrique le pagan también por responder preguntas, sean inteligentes, absurdas, tópicas o incómodas. Si no lo entiende así, no le gusta o no se ve capaz de sobrellevarlo, entonces tiene un serio problema para seguir siendo entrenador de fútbol.