La primera y, posiblemente, más importante es que la gente normal y corriente está muy por encima de los folloneros ocasionales, quintacolumnistas habituales, buscadores de cortinas de humo y creadores de conflictos ridículos donde no los hay. Acostumbrados a montar un drama por cualquier cosa, el público que asistió al Calderón dio una magnífica lección […]