Pues nada, que se consumó la tragedia y nos hemos dado un maracanazo de padre y muy señor nuestro. Una castaña de proporciones cuasi bíblicas. Lo malo del asunto es que como nos va la marcha, nos pone mucho eso de hacer sangre, meter el dedito en la herida y regodearnos hasta el infinito y mucho más con el fracaso de la selección en Brasil. Ya decíamos días atrás que la salida del armario de los enemigos de Del Bosque había sido curiosa. Desde anoche, una epidemia. Muy contagiosa, oigan. Salvo que te llames Javier Clemente y estés aburrido en Libia contemplando los ataque a su colega de fatigas y mande un tuit escatológico al periodista de turno. Ya saben cómo es Javi cuando se pone a darle al teclado del ordenador.
A lo que íbamos. Como el primer día del final de los tiempos iba a ser duro, fueron muchos los que optaron por buscar desesperádamente la originalidad. Error. Patinazo como el de La Roja. Los hubo que se decidieron por comparar las abdicaciones reales (dando por hecho que se considera a la selección como reina de la monarquía futbolera) sin pensar en un pequeño detalle: en la jefatura del Estado se ha movido el banquillo. En la selección, vaya usted a saber cómo va a quedar la próxima foto, que lo mismo seguimos luciendo bigote de marqués. No descarten nada en Casa Villar. Ya saben cómo es don Ángel cuando se pone a no hacer nada.
Otros, especialmente un poco más al norte de los Pirineos, tenían guardada la portada para tan señalado día escondida en un cajón. Nunca se sabe cuando te vas a hacer con todo el equipo, y de eso saben un montón los malvados y envidiosos vecinos del norte, esos a los que tanto queremos y tanto nos quieren, como las antiguas folclóricas. La venganza es un plato que se sirve frío, incluso congelado, dependiendo del tiempo de espera y han sido muchos años tragando quina. Ya saben cómo se las gastan nuestros apreciados vecinos cuando les da el ataque de nostalgia.
Tendríamos que ser un tanto comprensivos con los tahitianos y su coña del Titanic. Imagino que a la orquesta de los violinistas españoles les habrá sentado a cuerno, pero hemos de reconocer que se han trabajado el montaje de la foto. Después de haberte cascado 10 goles, una pequeña satisfacción como esta era una tentación demasiado fuerte como para dejarla pasar, ¿no? Se lo perdonamos.
Otros más ilustres también se han apuntado con fervor a la cuadrilla de francotiradores para contribuir a la causa justa de terminar con la farsa de La Roja. El cansino de Maradona con su particular y novedosa cruzada contra Casillas y la cabezonería del ‘Bigotón’ por mantenerle en la portería española. Del otro cansino universal en el duro oficio de hacerte enemigos en todas partes, ya saben a quién nos referimos, dicen las malas lenguas que ha tenido que acudir a Urgencias con un dolor de mandíbula de tanto reír que casi le cuesta la pre-temporada. Pues eso, que somos lentos, previsibles y tristes. Ya saben cómo se las gasta Mou cuando está inspirado. Un poeta.
Prepárense, que este es solo el primer día de sesudos análisis para descubrir el por qué del fin de La Roja. Nos vamos a entretener.