No, no estamos hablando de una liga de los Mordiscos ni de un docureality en el que jugadores de fútbol dedican su tiempo de ocio a morder a todo lo que se menea. Nada más lejos. Es el resumen de lo acontecido en la primera jornada de cuartos de la Champions. No hay nada peor que un periodista deportivo con ganas de sentirse original, aunque en descargo de los acusados, sería justo añadir que el partido tuvo tanta emoción como escaso juego.
Como por aquí nos encanta hablar también de la salud dental de los futbolistas, aun le estamos dando vueltas al no mordisco de Carvajal a Mandzukic. Castigo ejemplar para el madridista, reclaman algunos, y entrega inmediata en decomiso de la dentadura para evitar reincidir. Tanto se estaba desmadrando el asunto que el ‘9’ del Atlético, en un gesto que le honra, ha solicitado públicamente la salvación de los incisivos de Carvajal. Para que luego escriban que el croata es un cascarrabias sin cara de cabreo permanente. Detalle superfluo para el periodismo. No dejes que una disculpa ensombrezca un buen mordisco. Como los de Luis Suárez y el estigma que le perseguirá hasta el día de su jubilación y más allá. El uruguayo no marca goles, no. Suárez muerde. Nada peor que tener un pasado.
También Guardiola tiene su pasado y por eso acumula tantas ganas de atizarle al mínimo traspié. Definitivamente, se le terminó el chollo de mear colonia y ya se sabe cómo nos las gastamos por aquí con los que se salen cuando tienen un día tonto.Por cierto, que también es mala suerte lo de Julen Lopetegui, entrenador culpable del último cataclismo de Pep, que siempre será recordado por darse un batacazo al desmayarse en el plató de La Sexta y no como el técnico que ha ganado dos Copas de Europa con las selecciones inferiores y brillante entrenador del Oporto. Y nos quedan aun los partidos de vuelta. Miedo dan…