Reconozco que me produce una pereza terrible tener que hablar de Mourinho. Esta modesta Taberna tiene claro que hacerlo, es hacerle el juego, justo lo que persigue este trilero de los banquillos. No se puede ser ni más insidioso, ni más falso ni más injusto, pero pedir a este individuo que sea honesto es igual que pedir a un banquero que sea honrado. No es la primera ni será la última vez que Mourinho se mete deliberadamente en estos charcos. Como buen manipulador de la realidad que es, esta estrategia se debe a un plan de fuga cuidadosamente estudiado, con sus tiempos marcados al segundo y eligiendo con certeza el momento más adecuado para dar los golpes. Hay que reconocerle que lo borda. Como entrenador puede que sea un fraude, para gustos, colores; pero como estratega de marketing es un verdadero genio.

No es un secreto que Mourinho dejará el Madrid cuando termine la temporada. Inciso. Esta Taberna se lo va a pasar bomba cuando se comience la patética carrera para determinar quién fue el primero en adelantar la noticia. Va a estar entretenido. Mou lleva meses preparando su salida del Madrid con la aquiescencia o silencio cómplice, igual da, del club que le paga. Uno ha de justificar su fracaso como entrenador salvador de la causa del título perdido. La parte contratante también tiene que justificar la colosal metedura de pata por haberle fichado. Caminos paralelos con un interesado común denominador de lograr una salida airosa para ambas partes, aunque alguna que otra salpicadura de porquería manche el escudo.
En esta larga y sinuosa ruta de escape Mourinho dejado caer que en España es imposible para cualquier club que no sea el Barça ganar la liga. Por mucho que sea un tipo excepcional, no se puede luchar contra la caverna mediática y las conspiraciones arbitrales. Tampoco hay nada que hacer en la vieja Europa, ya que los tentáculos de la UEFA para fastidiar al Real Madrid son tan largos como la desvergüenza de Platini. Es más, él, Mourinho, no se sentiría nunca orgulloso de un título conquistado con malas artes arbitrales. Imaginamos, pues, que si esta temporada gana la Champions, ojalá, será honrado y dirá que renuncia al honor del campeón por la deshonra de Old Trafford, ¿no?
La siguiente estación de la Operación Salida se produce en una semana sin Liga, con lo que la repercusión mediática es mayor, y con declaraciones a un medio portugués, para encontrar la complicidad de los paisanos. La teoría de la conspiración deja de ser europea para ser planetaria. Tampoco le quiere la FIFA, que manipula la votación a mejor entrenador del mundo mundial – él, por supuesto- para dar el premio a un tipo gordo, con bigote, pinta de protagonista de película de Uderzo y campeón del Mundo y de Europa por accidente. Lo normal, según Mourinho, dado lo mal que se trata a los portugueses en el mundo, en general y, en España, en particular. Puro racismo, pura xenofobia ¿Tan desesperado anda el entrenador madridista en su busca y captura de argumentos que tiene que recurrir a estos prejuicios? Y el Real Madrid, a todo esto, club que le paga, callado.