La semana pasada esta Taberna se planteaba el presunto poder de la prensa para poner o quitar entrenadores y la maravillosa capacidad camaleónica para adaptarse al entorno según por dónde sople el aire. Hay casos tan llamativos como quienes en su día dieron estopa mañana-tarde y noche a Heynckes o Pellegrini y ahora, misterios de la ciencia, no se reprimen en pedir a quien corresponda su regreso inmediato al banquillo blanco ¿Sucederá lo mismo con Mou? ¿Se convertirá en un futuro más o menos corto en el Deseado? Es difícil aventurarlo pero, como dice el dicho, nunca digas de esta agua no beberé…y lo que quieran ustedes añadir. Lo cierto es que don José está a punto de ingresar en la Galería de los Horrores Blancos.
¿Cuándo se empezaron a torcer las cosas con Mou? No se sabe. El personaje -monstruito, según para quién- creado por el portugués pocas veces ha variado su discurso ególatra y escasamente autocrítico. En este sentido, nadie puede acusar al entrenador blanco de haber traicionado filosofía alguna porque, como buen seguidor de Marx, Groucho, este peculiar entrenador es de los que piensa: “tengo mis principios. Si no te gustan, tengo otros” No falla nunca. Sin embargo, hay sectores de la prensa que han evolucionado desde el halago desmesurado y empalagoso al desprecio total y acerado, criticando con la acidez del vitriolo todo lo que haga o diga Mou, celebrando casi por anticipado la fiesta de despedida del entrenador con argumentos y fuentes tan sólidos como el bocachanclas del presidente del Canillas o la no reserva de plaza en el colegio de los hijos de uno de sus ayudantes. No estamos negando la salida del portugués, no, pero si por un casual Mou se queda, esta Taberna tendrá que acudir de inmediato a Urgencias con un ataque de risa feroz durísimo ¿No creen que Mou pueda seguir? Les invito a leer a algunos escribidores para comprobar cómo están ya diseñando el Plan B, por si acaso han matado al bicho antes de tiempo.
Son numerosas, no obstante, las plumas y micrófonos que se relamen de gusto ante el árbol caído. Los leñadores de Oregón, si los comparas, son unas madres. La quintaesencia del entrenador, el maestro estratega, el mejor táctico del mundo, el psicólogo de las grandes estrellas, el ganador nato, el puto amo de este negocio, por seguir con la terminología guardiolana, ya no vale ni para dirigir al Canillas. Traidor a sus esquemas, cobarde de planteamiento, zafio y ramplón en el juego, mediocre gestor de egos de vestuario, chulo y engreído hasta hacer daño a la vista… la batería de taras y defectos de Mourinho es tan grande que incluso hasta esta Taberna, para nada dudosa en sus desavenencias con el entrenador madridista, se sonroja por momentos. Se ignora, por falta de pruebas, si esta colección de defectos viene dictada desde nobles despachos para ir preparando el terreno o, por el contrario, se debe a la manía persecutoria de ciertos periodistas. Nos inclinamos más por el pulgar hacia abajo del Nerón presidencial y la posterior reverencia de los aplaudidores oficiales. Lo cierto es que Mou está cada vez más cerca de entrar con todos los honores en esta particular Galería, ya saben, aquella a la que habitan entrenadores como Del Bosque, Toshack, Heynckes, Pellegrini, etc. etc. etc. salvadores de la causa blanca en su día, se convirtieron en figuras de museo de cera ¿Alguna vez acertarán con el entrenador adecuado para el Madrid?