Somos un país raro de narices, por no utilizar otra palabra más gruesa. Esta Taberna ha cerrado una semana para realizar el sano ejercicio de desconectar durante unos días en los Estados Unidos, la Meca del deporte, en Nueva York, la capital del Mundo. Sorprende ver a gente caminar con camisetas del Barça, del Madrid y del Betis; entrar en una Taberna irlandesa de la Octava Avenida y poder ver el Celtic-Barcelona de Champions; o que un rapero de color en el Soho, al tiempo que te quiere vender su último cd, sepa que Simeone entrena al Atleti y que Diego Costa es su delantero. Gasol, Calderón, Nadal, la selección de fútbol son admirados por los yanquis, a pesar de la merecida fama que tienen de ser gente que no ve mira más allá de su propio ombligo, su NBA, su fútbol americano, el béisbol o el hockey hielo. Una sensación agradable comprobar que esa cosa llamada Marca España, al menos en el deporte, sigue funcionando en el exterior. Lo malo es que cuando vuelves a casa se te cae el alma a los pies.
LA CRUDA REALIDAD
Llegar a casa, leer con detenimiento la prensa del día y darte el bajonazo fue todo uno. El fraude de los paralímpicos de baloncesto que andaban mejor que usted o yo; la sombra del dopaje que vuelve a caer sobre la otrora admirada y ahora senadora, Marta Domínguez; las cuentas ruinosas del Real Madrid, que se une al Club de la Quiebra con una pella de 500 kilos, a pesar de la unánime y festiva aprobación de los compromisarios en la última Asamblea (ver Votaciones Búlgaras, anterior entrega de la Taberna sobre cómo se aprueban presupuestos en los clubes que presuntamente siguen en manos de sus socios). Hasta está depre mi admirado Rodrigo Errasti, que añora en su último post los tiempos de Matador Kempes, Dassaev, Maradona y demás constelación de estrellas que se peleaban por jugar en España, constatando la cruda realidad de la Liga de los Dos, con 18 palmeros acompañando, horarios imposibles y una pérdida cada día más acusada de calidad y de cantidad. Después de leer todo esto, lo que te pide el cuerpo es volver a largarte, cuanto más lejos, mejor.
DEPORTISTAS ADMIRABLES
No está entre las intenciones de esta modesta Taberna negar las evidencias, aunque sí, quizá, matizarlas un poquito. Vale que hay tramposos sin escrúpulos a los que se debería encerrar entre rejas por meterse porquerías en el cuerpo para mejorar una marca; que se ha mirado hacia otro lado muchas veces porque al político de turno le gusta más la foto junto al ganador que a un tonto una tiza; vale que el fútbol está hecho unos zorros, como prácticamente todo el país; vale que, salvo los dos de siempre, los equipos españoles no están para ningún alarde en materia de fichajes; que es un insulto constante al espectador lo de los horarios; vale que el presidente de los paralímpicos es un sinvergüenza al que habría que mantearle en la plaza, pero no deberíamos olvidar que la mayoría de nuestros deportistas compiten limpios, que la Liga Española siempre ha estado al filo del abismo financiero y eso no ha impedido la aparición de Torres, Navas, Casillas o Iniesta para hacernos campeones del mundo, que nuestros paralímpicos, los de verdad, hayan ganado decenas de medallas y conseguido emocionarnos con su esfuerzo y su entrega o que nuestros deportistas son reclamados en el extranjero por su preparación y su calidad. Mejor ser algo optimistas, ¿no?