Blatter, campeón, ¿eres consciente de la que has organizado con tu numerito a lo Chiquito cutre mix? La próxima vez que te pimples la cosecha de destilado de alta graduación, para un instante, piensa, medita y, si te mantienes aún en pie, haz un poder para mantenerte callado y tranquilo. Mira que ha pasado tiempo, eh, pero el pifostio que montaste no tiene fin. Es más, has creado tendencia porque ya han salido los imitadores, malos como el sebo, aunque aquí el listón está bastante alto, no creas. Te metiste en un charco, la liaste parda, como la niña de la piscina, recuerdas, esa que mezcló varias sustancias químicas con mala relación entre sí y casi intoxica a media urbanización, y todavía seguimos pagando las consecuencias.
La idea, el conceto, sin ‘p’, que diría el inolvidable Pazos, en la película ‘Airbag‘, es que hay que dar el Balón de Oro a Cristiano por lo civil, lo militar o lo eclesiástico. Da lo mismo. Desde el infausto día en que creías estar en el Club de la Comedia, hemos tenido tropecientas portadas de Cristiano, dos millones de horas de plató con apasionantes debates entre los amigos de Ronaldo y el club de fans de Messi (algunos se lo toman tan a pecho, periodistas a tiempo completo, que trasladan la rivalidad a los campos de fútbol, que se quedan con la cara del contrario y van directos a la tibia o a lo primero que alcance la patada suelta); sesudos sanedrines, conferencias y tertulias radiofónicas, un estadio celebrando un carnaval de máscaras con la cara de Cristiano ocupando las gradas y, la traca, que aquí cuando nos ponemos, nos ponemos de verdad: una Gala de los Premios de la LFP, traducido, Liga del Fútbol Profesional, aunque también podría traducirse como Lo Flipas y lo Petas. El paraíso de un hippy californiano de los sesenta.
Alguien con dos dedos de frente, mi querido amigo suizo, debió de pensar, rara avis en esa casa, que Cristiano no estaba en la lista de premiados y que eso estaba muy requete mal. Horror, dijero, con la que se ha organizado, en plena campaña benéfica ‘Un Balón de Oro, un regalo’, y en casa, en la mejor liga interplanetaria de la galaxia, ¿no premiamos al muchacho? ¿Ni una mención honorífica? Desastre manifiesto. Solución: nos inventamos un premio para él solito y arreglado ¿Arreglado? Pues sí, hombre, como arreglamos por aquí las cosas. Con mucho disimulo, como quien no quiere la cosa, y naturalidad, mucha naturalidad. No me preguntes cómo se come eso de que premiemos un Mejor Jugador de la Liga junto a el Jugador más Valioso. Nadie lo sabe, pero eso es lo de menos. Aquí lo que importaba era salvar el trasero, no incomodar a Cristiano y al que le paga la nómina y no molestar a Messi, que para eso está currando diez horas al día en Argentina. Todo un estajanovista. Pelillos a la mar. Como también por aquí todavía nos queda, a pesar de la crisis, algún golpe de humor, hubo quien propuso instaurar el premio al Mejor Calientaculos de banquillo para dárselo a Iker, pero les debió parecer un exceso.
He de reconocer, mi querido Sepp, que te admiro. Admiro tu capacidad asombrosa de trabajo para organizar incendios cada vez que hablas, bailas o cantas, que como eres un tipo polifacético, tocas todas las artes escénicas. Supongo que lo del dichoso Balón de Oro lo tendrás resuelto, que ya te has encargado de cambiar el plazo para las votaciones y habrás hecho alguna que otra llamada para sugerir, como sólo tú sabes hacer, que Cristiano es un buen chaval y se merece el galardón. Largo se nos va hacer llegar hasta enero. Lo malo es que se te junta todo, porque este viernes tienes por delante organizar el sorteo del Mundial y mira que nos gusta cambiar a selecciones de bombo y jugar con las bolitas… Eres incorregible, Sepp, incorregible. Mira que te gusta liarla parda…