Esta Taberna también se quiere unir con entusiasmo a la ola de buenos deseos para el recién nacido 2014, que los deseos aún no están cargados con el 21% de IVA. No vamos a caer en la manida horterada de la foto de pega con el brindis empalagoso habitual ni tampoco caeremos en el cinismo del buenrollismo imperante. A los tramposos, a los violentos y, en general, a todo aquel que se sirve de atajos fraudulentos para llegar más rápido, más arriba o más lejos. A esos, carbón, mucho carbón. Así que, queridos magos orientales, abusamos de vuestra confianza y os lanzamos estas peticiones del oyente.
Puestos a pedir, no nos vamos a quedar cortos. Queremos para 2014 el Mundial. Tal cual. Pero no por presumir de una estrella más en la camiseta roja ni por chinchar a los brasileños aunque, dicho sea de paso, eso te haga sentir la mar de bien. Lo estamos todos pasando tan mal desde hace ya tanto tiempo que ya nos merecemos una alegría, aunque esta venga desde el deporte. Recuperar la magia de los días de Sudáfrica, de un país pegado al televisor, sufriendo, riendo, llorando y disfrutando, todos unidos alrededor de un equipo. Han pasado cuatro años y, la verdad, estamos bastante peor que entonces. Un Mundial no nos sacará de pobres pero, qué narices, al menos la cruda realidad nos daría una tregua de tres semanas y algo que, por fin, poder llegar a celebrar.
Supongo que después de este deseo tan grandote, poco hueco quedará en el saco de las peticiones pero, queridas majestades, como dice el dicho, ante el vicio de pedir, está la virtud de no dar, así que pecaremos de viciosos y seguiremos pidiendo. Ya nos perdonareis la osadía. Nos gustaría que Florentino ganara algo este año y que se comiera las uvas de 2014 con un título que recordar. Este último brindis ha tenido que comerse el sapazo de otro año en blanco, salvo encabezar el ranking de fichajes carisísimos. Al menos, que recupere algo de la inversión. También por Ancelotti, aunque sea para premiar que ya no hay un incendio cada cuatro días en el Madrid y ya no hay tanta guerra de guerrillas en el vestuario blanco .Y ya puestos, que le den a Cristiano el dichoso Balón de Oro. Así deja de dar la brasa, portada tras portada, se estresa menos, que va muy mal para la úlcera de estómago y el cutis y, de paso, conseguir que se lleve un berrinche el Chiquito de la FIFA.
No nos queremos olvidar de Simeone y su Atlético mágico. Solo por haber devuelto la alegría y la ilusión a una afición única e irrepetible, se merece ganar un título durante este año. Eso y que el señor que da nombre a esta Taberna y que ya ha comenzado su particular cruzada contra nuestro bloguero, Juan Mata, se olvide de Thibaut Courtois un año más, porque si depende de los dueños del club, el Atleti se queda sin portero como ya se quedó anteriormente sin Falcao, sin el Kun, Torres, etc., etc., etc.
Parecidos deseos serían válidos para el Tata Martino, un buen tipo a quien cada día le niegan el pan y la sal, cuestionando permanentemente cómo juega su equipo, si da espectáculo, si apuesta por la cantera o si es mediopensionista. Que gane algo este año o, cuando menos, que le dejen tranquilo un tiempo para poder hacer su trabajo. Idéntico deseo para Juan Antonio Pizzi, a ver si es capaz y le dejan triunfar en una plaza tan complicada como Valencia. La verdad es que no estaría mal desear un poquito más de igualdad para una liga que se está instalando peligrosamente en la bipolaridad. Hasta a vosotros, Reyes Magos, esta liga a veces os tiene que parecer un coñazo, ¿verdad? Eso y que los clubes tratasen un poco mejor a los aficionados, con horarios más racionales y precios mucho más cercanos a la dura realidad que vive este país.
Imaginamos que a estas alturas ya nos estáis mirando mal con tanta petición, por lo que cerramos la carta abreviando pidiendo una sola cosa más: medios para que nuestro deporte no acabe instalado en el destierro de la mediocridad y la desilusión, para que todos aquellos que cada día entrenan, sufren y dan lo mejor de sí mismos, no se queden en la estacada porque no hay dinero para poderles apoyar. Pues dicho queda. Gracias por adelantado, majestades.