Cada vez hay más voces que reclamamos un cambio en el sistema educativo. Cada vez somos más, alrededor del mundo, quienes criticamos el sistema actual por verlo obsoleto y demasiado preocupado por adoctrinar y promover la competencia frente a la colaboración. Y cada vez somos más y más padres y madres que caminamos también para conseguir poner nuestro granito de arena. Sería genial lograr que nuestros hijos vivan felices y mientras son sobre todo eso, niños que hacen lo que les corresponde a los niños de su edad; que es simple y llanamente, JUGAR.
Veo en la red innumerables artículos acerca de los deberes. Como dice Alfie Kohn, profesor estadounidense y gran crítico del sistema educativo actual: “Creo que el efecto más perturbador es que la falta de interés de los niños por las tareas los lleve a adoptar una actitud negativa hacia el colegio y el aprendizaje en general. Diría que las tareas son el principal y mayor extinguidor de la curiosidad infantil. Queremos niños completos, que se desarrollen social, física y artísticamente, y que tengan también tiempo para relajarse y ser niños”. “El mito de los deberes”, libro suyo recién traducido al castellano.
Justo hace tan solo dos días leíamos una noticia que deja entrever cómo existe un movimiento consciente y respetuoso de personas (principalmente formadas y con criterio) que busca ayudar a que los niños se desarrollen acorde con sus necesidades.
Un padre gallego consigue que en colegio de su hijo dejen de ponerle deberes… Y yo me pregunto, ¿son necesarios los deberes?
Cuando miro a mi alrededor y veo cómo los hijos pequeños de mis amigos no salen al parque entre semana porque tienen que hacer la tarea, me cuestiono qué educación quiero para mi hija. No creo que un niño de 6-7 u 8 años tenga que hacer todos los días sistemáticamente un montón de fichas, ejercicios o redacciones para el día siguiente. No pienso de verdad que sea algo saludable para su desarrollo. Seguro que correr, saltar, mancharse, descubrir el mundo con su propia experiencia y ver a su familia u otros amigos les ayuda mucho más que una mesa, un flexo, cuadernos, bolígrafos y algún que otro libro.
Los niños pasan demasiadas horas en el colegio: de media las mismas que pasan sus padres trabajando. Sin embargo, cuando un adulto alarga su jornada laboral está mal visto: critica a su jefe, puede llegar a enfadarse o se siente altamente frustrado.
Gracias a este padre gallego el debate acerca de la educación en España (y no sólo en España, aunque nuestro panorama esté bastante negro) está muy caliente. Demuestra cómo cada vez hay más interés y necesidad en que los niños sean niños, seres felices y puedan hacer lo que les corresponde a su edad. Cada vez hay más preocupación por el sistema educativo, por el colegio al que llevaremos a nuestros hijos y cada vez hay más iniciativas “libres” y respetuosas con los procesos de cada niño.
Ojalá esta llama siga viva y la actual sociedad deshumanizada sea motivo suficiente para que nos demos cuenta de que los cimientos de las personas, es decir, la crianza y la educación, tienen que cambiar.