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Cristina Saraldi

Madre y aprendiz

Los niños de la guerra

En altamar, en un lugar muy lejano… un banco de peces juega y disfruta de las corrientes marinas.

En algún lugar de la Sabana, hienas y leones juegan y están alerta para sobrevivir y seguir manteniendo su especie.

Más allá de las montañas, donde el frío es polar, pingüinos y osos polares combaten el calor procurando adaptarse al cambio climático…

 

Y aunque parezca lejos, nada más y nada menos que a un solo click de nuestra vida, multitud de personas combaten y luchan por sobrevivir a las hambrunas, a la guerra, a las enfermedades y a la falta de agua entre otras desgracias.

Si salgo de la blogosfera (y a veces hasta dentro de ella) descubro a mi alrededor un panorama que hace que me tiemblen las piernas.

¿Qué pasa con estos niños de la guerra que crecen y experimentan unas historias tremendamente trágicas y cuyo niño interior quedará marcado para siempre? ¿Qué pasa con estas historias desgarradoras que hay más allá de algunas fronteras?

¿No os parece tremendamente egoísta la destructiva crítica ajena, el mal uso de la palabra, la rabia y la envidia cuando a tan sólo un click tenemos miles de personas y niños sufriendo y experimentando dolor, angustia y falta de fe, además de carencia de comida, agua, un lugar donde dormir e incluso familias y futuro?

A mí sí.

Justo ayer un amigo mío me hablaba a su vez de un amigo suyo, Amaro Gómez Pablos, periodista chileno cuya profesión y pasión es ser corresponsal de guerra. Lleva años en el punto de mira, en las trincheras y metido en esa vorágine dramática que le llena y le vacía al mismo tiempo.

Ahora viaja por Siria, o mejor dicho, llora por Siria. Según dicen, tiene un corazón enorme, y en todos los años que lleva viajando entre guerras, ha logrado cambiar la vida de muchos de los niños con los que ha compartido estos intensos años.

Esta vez llevó lápices de colores a un campo de refugiados. Esos mismos lápices que nuestros hijos tienen al alcance de su mano, y que a veces ni valoran o no les enseñamos a valorar. Los mismos lápices que para los niños de la guerra son su lenguaje, su escape y su único juego.

Amaro llevó vida y le devolvieron destrucción. Esa destrucción y pena que reflejan los dibujos de los niños que viven en campos de refugiados y cuyas historias serán difícilmente olvidadas. Heridas para toda la vida y marcas de guerra más allá de la propia piel. Hematomas internos que les acompañarán durante toda su existencia, y probablemente la de sus hijos, y la de sus nietos, y los hijos de sus nietos y…

¿Y acaso yo me permito las quejas?

¿No os parece tremendamente egoísta mirar el ombligo de los demás en vez del nuestro propio? ¿Por qué no nos centramos en nuestras vidas, en las de nuestros hijos, en acompañarles a ser personas felices de la mejor manera que sepamos, olvidándonos de las vidas de personas que no conocemos?

Pienso que somos muy afortunados por vivir la vida que vivimos: aunque tengamos nuestros niños interiores heridos, siempre tenemos la posibilidad de sanarlos.  Si no queremos verlo, será nuestro proceso, nunca el de los demás.

Aprovechemos la fuerza de un click para ayudar a Rama y al resto de niños como ella para que tengan al menos siempre disponibles rotuladores, pinturas, pelotas y cualquier otra distracción para poder parar un momento su vida y lograr evadirse de la realidad que les ha tocado vivir. Ojalá sus soles dejen de llorar sangre y el fuego sea un mágico elemento donde calentarse y volar su imaginación bailando al ritmo de las llamas.

Centrémonos en nuestra vida y en la de la gente que queremos, y aprovechemos la energía que tenemos para ayudar y crear; en vez de destruir y hundir a los demás.

Seamos honestos y convirtamos el apego, la consciencia, los abrazos, los besos y las lindas palabras y limpias miradas en fuerza y valor para acompañar como podamos a los miles de niños cuyos cuerpecitos están comprimidos por el miedo.

Yo me centraré primero en mi hija y luego en la gente que me importa. Después procuraré ayudar a los miles de niños refugiados según esté en mis manos. Y el rato que me quede (siempre que me quede algo), volveré a mí misma y procuraré dejar de lado la vida de los demás.

¿Y tú? ¿Te unes a mi plan?

 

DONATIVOS PARA SIRIA:

Acción contra el Hambre para Siria: https://accioncontraelhambre.org/haz_donativo.php

Siria necesita fondos antes de que sea demasiado tarde

Sobre nuestro trabajo en la emergencia desde los inicios junto a la media luna roja

UNICEF: https://www.unicef.es/cooperacion-internacional/donar-ong/hacer-donacion/ayuda-urgente-en-siria?gclid=CIWwk-b1k7kCFUbHtAodiEcABQ

ACNUR: emergencia en Siria

(Os contaré que estoy viendo si a través de la Asociación de Apoyo al Pueblo Sirio en Madrid podemos enviar juguetes y material para los niños. Si alguien sabe cómo o quién podría estar interesado en encargarse de la logística, nos ponemos a ello)

 

Temas

Mi hija me puso la vida patas abajo y me encanta aprender a andar con mis manos

Sobre el autor

Cada vez hay más consciencia social acerca de la importancia de escuchar al niño. Mi hija mayor fue mi acompañante y motor para el cambio que hice en mi vida: dejé mi trabajo en televisión por perseguir este sueño que un día tuve. Se llama "Froggies" y fue mi primer proyecto. En 2016 me convertí en bimadre, y esta aventura me está resultando muy intensa. Creo firmemente que los adultos tenemos mucho que cambiar para ofrecer a los niños un lugar mejor donde vivir.


agosto 2013
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