Más allá de nuestra realidad, donde podemos vivir cómodos o incómodos; quejándonos o movilizándonos por un cambio; existen aldeas, pueblos, ciudades enteras o incluso países, que sufren catástrofes naturales prácticamente todos los años.
Hace tan sólo unos días le tocó a Filipinas. Cuánta desolación y cuánta pena.
Me siento una afortunada por vivir donde vivo; aunque sé que las cosas podrían ir mucho mejor de no ser por aquellos personajes que nos representan.
Soy de las que se moviliza, se queja, pelea y busca un mundo mejor para sus hijos. Esta mañana leía en Facebook que nos preocupamos por dejar un mejor planeta a nuestros hijos. ¿Y qué tal si nos preocupamos también por dejar mejores hijos a nuestro planeta? Seguro que por ahí viviríamos un buen cambio, tanto en la sociedad como en el planeta.
Siento que la Tierra habla, y cada vez se queja más alto y con más fuerza. Y es tremendo ver cómo suele devorar con ansia a los menos evolucionados económicamente.
Sin embargo, y pese a cualquier catástrofe y desastre, siempre volvemos a recurrir a nuestro instinto sin olvidarnos de que somos animales (racionales, eso sí) y además mamíferos.
Desde Occidente promovemos ayudas, buscamos sobre todo lo más efectivo y resulta que además suele ser lo más económico.
Acción contra el Hambre lleva a cabo una campaña de lo más interesante. Me ha hecho reflexionar y, una vez más, darme cuenta de lo importante que es acompañar a las madres en el camino a la maternidad sean de donde sean; porque hay infinidad de factores que pueden colarse por nuestra puerta para hacernos este camino aún más complicado. Si nos rodeamos de gente con conocimientos actualizados, seguro que podemos llevar a cabo cualquier acción con nuestros hijos para lo que estamos diseñados, como humanos y como mamíferos.
La campaña de Acción contra el Hambre consiste en instalar en Filipinas “Baby Tents”, que son unas tiendas de campaña para ayudar a las mamás lactantes a mantener la producción de leche tras el estrés postraumático.
Como leemos en su nota de prensa, las “Baby tents” han probado ser, en los últimos años, una herramienta eficaz para evitar el aumento de desnutrición aguda entre los niños menores de dos años tras una crisis brusca. “Miles de mujeres han perdido su capacidad de dar leche por el estrés post-traumático que ha supuesto el tifón y las inundaciones que le siguieron. Esta interrupción brusca puede tener consecuencias nefastas en la salud y estado nutricional de los niños menores de dos años, que quedan súbitamente desprovistos de su principal nutriente y de las defensas aportadas por la leche materna, sin estar todavía preparados para tomar otro tipo de alimentos”, explica Elena Rivero, responsable de nutrición en Acción contra el Hambre. Recordemos que la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses es una de las estrategias más eficaces para reducir la prevalencia de la desnutrición, tal y como establecen la Organización Mundial de la Salud.
“En estos espacios reservados se practican además otro tipo de intervenciones relacionadas con las buenas prácticas de salud, tratando de fomentar el vínculo entre madre e hijo y desarrollar un entorno afectivo saludable. Intervenciones que, aunque no parezca evidente a simple vista, tienen una importancia crucial en la salud y el estado nutricional de los niños”, remata el Director Técnico de Acción contra el Hambre, Amador Gómez.
Así que, una vez más, acciones de este tipo nos hacen ver la fuerza nutricional e inmunológica de la lactancia materna; la importancia del vínculo madre-hijo en los primeros años de vida; la necesidad de personas con información contrastada para acompañar a esas madres que se sienten “perdidas” y la fuerza que podemos tener desde Occidente para reducir los impactos negativos en zonas de catástrofes.
Seguro que esta iniciativa de Acción contra el Hambre es tan sólo una de tantas. Una de tantas labores humanitarias donde prima la nutrición tanto física como emocional de las personas que han sufrido una desgracia.
Mientras tanto, yo seguiré luchando por un cambio, ayudando siempre que pueda y dando gracias cada día por vivir donde vivo. No me servirá de mucho quejarme si no me movilizo.
Gracias Acción contra el Hambre y resto de ONG´s que nos ponen más fácil el poder ayudar.
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