Como primer post de este año, quiero invitaros a reflexionar sobre el significado navideño en las familias gracias a la entrevista que hice a Alejandro Busto, psicólogo y padre comprometido con la infancia.
Espero que la disfrutéis y, ya que los Reyes están a la vuelta de la esquina, tengáis en cuenta alguno de sus consejos.
Gracias Alejandro por tu tiempo.
PREGUNTA: Me gustaría hablar acerca del exceso que supone la Navidad en todos los niveles. Por un lado, la cantidad de reuniones familiares, por otro lado, la comida y por último, y a mí el que más me preocupa, la cantidad desmesurada de regalos que se compran. ¿Cómo puede afectar en las familias tanto consumismo?
RESPUESTA: Con independencia del tema regalos, desde mi punto de vista no es que el consumismo “nos afecte” familiarmente. Es que resulta el corazón del propio sistema, su leiv motiv, su razón de ser. No nos puede afectar más. Somos cautivos de él.
Los regalos en estas fechas no son otra cosa que un hito más en esta carrera, por cierto programado y agendado como tantos otros momentos del año. Hablamos que algunas empresas de este país facturan el 70 % de toda su facturación anual en estas fechas, fíjate hasta qué punto afecta el consumismo a este juego capitalista y consumista al que por cierto de una forma u otra, con más o menos conciencia, todos jugamos.
Déjame hacerte una observación. Regalamos, cenamos, nos queremos y cuidamos según el mercado decide que debemos hacerlo. Es una sutil manipulación calendarizada a lo largo del año, de nuestros afectos, nuestras creencias culturales y religiosas, nuestras emociones y nuestras carencias. Las llamadas “fiestas” son el punto álgido de esta manipulación, como lo demuestran las cifras. Digamos entonces que por ser el número estrella del circo, no deja de ser parte del mismo.
Ahora bien, este circo se puede vivir de diferentes maneras. Podemos ser conscientes de que somos parte de él o puedes creerte que no hay tal circo. Puedes seguir delegando tu vida o puedes intentar vivirla. En los circos hay muchos roles. ¿Tú quién eres cuando entras en una tienda en estas fechas y decides regalar algo? Quizá no seas el dueño del circo, esto parece claro… pero ¿eres público?, ¿trapecista?, ¿el payaso? ¿el actor principal?, ¿el animal secuestrado y maltratado para que otros rían tus gracias?… Me parece importante primero definir mi rol en este jueguecito y obviamente el resultado final, una vez definido el rol, no debería ser el mismo.
Cuando hablo de resultado final me refiero a nuestra forma de relacionarnos con cada final o comienzo de año y sus respectivas celebraciones. En resumidas cuentas y desde mi visión o lo vives haciéndote dueño de tus decisiones al respecto, o te conviertes tú en parte de la decisión de otros.
PREGUNTA: Pienso que los niños se llenan de juguetes y objetos muchas veces inservibles y que además en cantidad de ocasiones no les ayudan a desarrollar su creatividad, ¿crees que sería más interesante medir los regalos y repartirlos a lo largo del año?
RESPUESTA: Primero déjame decirte que para un niño el número de juguetes nunca es suficiente. El juego es algo muy serio y no me preocupa nada eso de “tiene muchos juguetes”. Como con los años ha dejado de preocuparme aquel “no cuida sus juguetes, porque tiene muchos y no los valora”… He aprendido que este tipo de afirmación, vivida desde la visión de un niño, tiene que ver más con su necesidad y el uso que él mismo le da al juguete, que con el descuido. Es más un “los cuida y usa de una manera útil para él”, que obviamente no es la mía, ni la que la sociedad impone. Por cierto en terapia tenemos muchísimos juguetes…, y siempre son pocos.
Sí puedo llegar a compartir que muchas veces los juguetes no son los deseables del punto de vista de la creatividad o el desarrollo del niño, pero no es una afirmación que yo haría de forma dogmática.
Un juguete es un estímulo sin más. La creatividad se puede apoyar en ello pero no puede estar determinada por él. Y un niño sin miedo a equivocarse, ni miedo a ser castigado, sin imposiciones ni limites sociales absurdos se encarga de encontrar al juguete que sea una utilidad… aunque mas no sea con la caja donde venía el trasto en cuestión.
Lo que quiero decir es que no depende del juguete, sino del niño/a y su entorno, como decíamos, del uso “permitido” que se le dé y de la rigidez o no con se juegue con él.
Por ejemplo, he disfrutado de juegos a priori competitivos aprovechados de fábula para establecer sinergias de cooperación y juegos diseñados para la cooperación y la solidaridad que en la práctica estimulan todo lo contrario.
Si algo me preocupa de un punto de vista social y familiar, de este fenómeno no es tanto que sean muchas las cenas, comidas o regalos. Mucho puede ser simplemente una opinión o un juicio de valor.
Para mí no es tanto la cantidad, si son dos, tres o cuatro, sino porque son dos, tres o cuatro… o ninguno/a. El cómo vivimos, percibimos, cómo nos relacionamos, las razones y el sentido que le damos a cada uno de estos acontecimientos. Esto es lo que es esencial.
En el tema de “regalos de navidad” hay todo tipo de comportamientos. Que según mi forma de verlo no se pueden juzgar por aspectos numéricos o conceptuales como juguete tradicional vs. juguete electrónico o grandes almacenes vs. juguetería didáctica.
¿Qué hay detrás de un padre o madre que decide “jugar” al chantaje con un trozo de carbón de azúcar en lugar de un regalo?
¿Y qué hay detrás del discurso “anti consumo”? que decide que no hay regalos, en una especie de rebeldía de salón contra el sistema.
Porque una familia decide que serán todos los juguetes que el niño pida, o aquella otra que decide que los niños no elegirán nada y todo será “sorpresa”… o lo que es lo mismo… “yo elijo por ti”.
Siempre resulta interesante analizar a aquellos seres humanos que encargan a otros lo que regalar porque no tienen tiempo y “descubren” junto a sus hijos lo que ellos han “pagado”, o por contrapartida a los que participan activamente de la compra, de la preparación, del disfrute… obviamente nada es gratis y todo cuenta.
P: ¿Recomendarías algún regalo para disfrutar la familia al completo?
R: A mí me gustan mucho los juegos de caja cooperativos. Donde los objetivos son comunes y del trabajo de cada uno, depende el resultado global.
No te digo un regalo en particular, sin embargo creo que en estos días hay que visitar tiendas específicas de juguete “cuidado e intencionado” que se aleja de lo establecido.
No digo que no “escuchemos” peticiones de otro tipo, digamos más comerciales, digo que añadamos quizá otro tipo de juguete que necesita del niño para ser, y no tanto que convierte al niño en un espectador. De hecho para mí ésta es la clave. Juguetes con o sin vida… en función de la participación del niño. Juguetes que son juguetes por que el niño les da vida o juguetes inertes para siempre en una estantería o un cajón.
Ahora bien, dicho esto… cualquier regalo se puede vivir en familia. Estoy convencido.
Todo se puede transformar en juego si uno tiene la claridad de en qué dirección hacerlo y la voluntad de hacerlo.
P: ¿Qué trucos o consejos darías a los padres para que inviertan el tiempo en estar con sus hijos en vez de invertir principalmente el dinero en ellos?
Yo no creo en los trucos… ni en las recetas. Creo que las ideas iluminan otras ideas. Creo en la influencia positiva de aquello que funciona para crecer.
Quizá entonces deberíamos saber qué significa invertir tiempo en estar con los hijos, como me preguntas… lo cual me lleva a mí a preguntarme qué es “estar” con los hijos.
Desde ese punto de vista, les diría a padres y madres que abolieran el cacareado discurso que no importa tanto la cantidad de horas que pasamos con nuestros hijos como la calidad de las horas que pasamos. Este es uno de los inventos del sistema para ayudarnos a manejar la culpa mientras seguimos siendo rentables y le ayudamos a perpetuarle.
No me creo que se puedan garantizar unas pocas horas de calidad, en cuanto a presencia emocional, en aquellos que emocionalmente viven exiliados de la paternidad o maternidad. Simplemente no me lo creo.
Es de Perogrullo que un montón de horas de presencia física y ausencia emocional no sirven demasiado al vínculo y a la autoestima de nuestros hijos aunque les pongas una juguetería en el salón. Y es más de Perogrullo aún que si tu presencia es escasa a lo largo del día, será porque has estado en otro lado, y de alguna manera se te va a extrañar.
Se trata de atrapar el segundo, de vivir el presente. Es decir que cuando estás en un aquí y ahora, estás física y emocionalmente, viviendo ese instante que es tu vida.
No funciona que esté mi cuerpo físico mientras lo esencial de mí se quedó en la oficina. Simplemente no funciona y por cierto al revés tampoco.
Mientras redactas un informe o tienes una reunión con un cliente… eso también es tu vida, y de poco sirve que solo lo hagas físicamente, si tus emociones se han hecho un viaje astral al universo familiar… Esa trampa de no estar nunca donde quieres estar es demoledora para el ser humano. Luego, vive tu presente… el que sea que has elegido sin culpas y con responsabilidad.
Por cierto a los regalos se les llama “presentes”… ¿te has fijado?
Por algo será… eso me invita a pensar que cualquier día del año es bueno para hacer un regalo si tu cuerpo y corazón te lo piden. Es tu presente. Tu presente emocional ofrecido a otro.
En un adulto se entiende bien, no entiendo por qué no en un niño.
P: Por último me gustaría saber si eres de Papá Noel o de los Reyes Magos. ¿Ya les has escrito? ¿Qué te gustaría que te regalen?
Soy claramente de Reyes, solo en lo que a la magia y la ilusión se refiere eh? En otro tipo de reyes dejé de creer en cuanto estudié un poco de Historia 😉
He sido un niño que ha crecido con esta tradición. En mi país, Uruguay el fenómeno “santa” o papá Noel fue tardío.
No sé cómo está en este momento, donde mi gente allí festeja “Halloween” como aquí y por cierto como “allí en el norte”… pero en los años 70 y 80, papá Noel no era más que un detalle, un juguetito… al volver de la cena de Nochebuena en el árbol. “El regalo, regalo”… eso eran los reyes.
En cuanto a pedir…. Bueno nunca hemos sido de pedir, o por lo menos no lo recuerdo. Si recuerdo con cariño que “mis reyes” nos dejaban algún regalo personal y siempre un juguete compartido para jugar los hermanos juntos. De hecho mantengo ahora esa tradición.
No crecí en una sociedad tan masivamente consumista, con catálogos de juguetes en papel, grandes superficie, campañas tan agresivas en la tele. En aquellos años los “estrenos Disney” eran las pelis de los años 50’.
Tuve la fortuna de tener reyes de juguetería o tienda especializada. Esa época en la que los balones se compraban en las tiendas de deporte y las bicicletas en la bicicletería del barrio. Creo sinceramente que “mis reyes” tuvieron más libertad que los actuales…
¿Qué quiero que me regalen? (risa)… por un momento me siento como una miss… “la paz en el mundo”, “que se acabe el hambre y la guerra”… pero no, no haré demagogia con esto 😉
No sé si es un regalo, sin embargo sí aspiro a que mi familia y yo sigamos creciendo serenos y conscientes, sin sobresaltos… con los ojos bien abiertos a lo que sentimos unos por otros, a fin de cuidarlo y alimentarlo día a día, muy a pesar del entorno en el que nos movemos todos.
P: ¿Quieres añadir algo más?
R: Gracias por contar conmigo y por tu paciencia!
Un placer hacerlo y muchas gracias por tus respuestas! Me ha parecido muy interesante, sobre todo eso de desterrar mitos y ser conscientes del mundo y la época en la que vivimos. Gracias de verdad 😉