Si la semana pasada os resumía, gracias al testimonio de una madre, la conferencia de Carlos González organizada por Con mirada de niño en Madrid; esta semana os traigo el testimonio de otra madre (además, psicóloga) que nos cuenta cómo le fue escuchando a Rosa Jové.

La conferencia estaba basada en su último libro, Todo es posible, y la verdad es que yo, que también asistí, la disfruté mucho muchísimo. Espero que os guste.

Gracias Arantxa por compartir…

Con los niños todo es posible. Así comenzaba la conferencia que regaló a nuestros oídos la gran Rosa Jové. Una frase muy esperanzadora, al menos para mí.

Esas pequeñas personitas tienen tal imaginación que la frase “no es posible” no tiene cabida en su mente; el problema es cuando los adultos intervenimos y, en la mayor parte de los casos sin darnos cuenta, les cortamos las alas y les hacemos caer en la cruda realidad, no dejándoles dar la mejor versión de sí mismos.

Entonces, ¿cómo podemos dejar que sigan siendo “niños”? me pregunté; pues educándoles para que puedan desarrollar todo su potencial en todas las áreas, sin ceñirnos sólo a unas pocas, fue la respuesta de Rosa.

Para poder llegar a ese desarrollo íntegro de los niños y adolescentes, hay que mirar en todas las etapas evolutivas, ya desde el embarazo, los adultos tenemos mucho que hacer. Ni que decir tiene que en esta etapa cuidar la alimentación es fundamental. Y una vez tenemos al retoño en brazos, y hasta aproximadamente los 2-3 años de edad, lo idóneo es darles todo nuestro amor y cariño, que tengan contacto materno o paterno todo el día, ya que según varios estudios, el contacto promueve la conexión interneuronal e incluso puede hacer que sean mejores personas.

En este momento de la conferencia anoté mentalmente: “a los niños hay que llevarles siempre en brazos”. Si me oyeran las vecinas…

Una vez cumplen los 2-3 años y hasta los 4-5 aproximadamente, el juego libre y sin dirigir cobra vital importancia para su desarrollo integral. Es mediante el juego que los niños y niñas aprenden empatía y vínculos con los iguales, valentía, coraje, creatividad, a pedir perdón, la distinción de papeles sociales,… y además es un buen ejercicio físico y reduce el estrés. ¿Qué más se le puede pedir al juego?

Y por último, una vez cumplen 6 años, lo importante es conocer a nuestro hijo o hija y ver qué potencialidades tiene, para fomentarlo y además poder potenciar esas otras áreas en las que “flojea”, de modo que pueda desarrollarse íntegramente.

Llegados este punto nos explicó una cosa muy curiosa y que llamó mi atención. Las personas, niños y adultos, podemos ser de cerebro izquierdo o de cerebro derecho, dependiendo de nuestro estilo de aprendizaje y de vivir las circunstancias. Los “derechos” son personas creativas, que dibujan, que inventan, que tienen curiosidad e inquietudes,.. Y los “izquierdos” son racionales, matemáticos, que siguen las normas.

Si todos tuviéramos en cuenta estas características que los hacen diferentes, sería más fácil llevar a los niños dónde queremos, sin llantos ni rabietas (parafraseando el título de otra obra de esta autora), y siendo todos más felices y equilibrados, tanto en casa como en el aula. Cosa que tendré en cuenta de ahora en adelante.

De modo que como resumen de esta magnífica conferencia, me quedo con la frase “el amor y el contacto nos hacen más inteligentes y mentalmente sanos”.

Gracias Rosa, por abrirme los ojos del alma.